





Tengo dos frases que utilizo en situaciones, que a mí juicio, son poco convenientes para mí. Una es “Si no puedes mejorar el silencio, cállate”, la otra es: “El hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”. Lamentablemente, voy a contravenir la primera frase, solo para acotar que no estoy triste por los resultados, tampoco alegre, ni sorprendido, ni molesto. Estos últimos siete meses me llevaron a un breve instante en la historia de Venezuela, el 28 de Febrero de 1989.
continuar leyendo