Hace muchos años leí un reportaje sobre un contrabandista de diamantes. El hombre pasó cualquier cantidad de diamantes por los aeropuertos del mundo, y lo pasó mucho tiempo antes de que lo agarraran. Lo terrible fue como pasaba los diamantes por las aduanas, a plena vista de los funcionarios, de los pasajeros, de todo el mundo y sin embargo, nadie parecía darse cuenta de lo que aquel hombre hacía. La forma era muy simple, llevaba lámparas de cristal, de esa arañas que se montan en los sitios de mucho lujo, y resulta que los cristales, no eran cristales ¿quién se lo hubiera imaginado?
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