
Al finalizar II Guerra Mundial, los aliados, la Comunidad Internacional en general, se encontró con un terrible problema, juzgar como delito algo que jamás habían visto. Churchill, siempre de palabra fácil, se refirió al asunto como “el crimen sin nombre”, porque eso era exactamente, un crimen que no tenía nombre porque nunca antes había sucedido. Por supuesto, claro que antes de eso hubo genocidios, claro que antes de eso hubo crímenes de guerra, claro que hubo robos, saqueos, y todos esos horrores que cometieron los nazis.
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