Opinión

Un pan de jamón chavista

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El pan de jamón es un plato navideño que en menos de un siglo se ha colocado junto a la hallaca sin mucho esfuerzo. No es poca cosa.

Hace un par de días, para celebrar la noche buena la mayoría de los venezolanos, ricos, pobres, blancos, negros, indios, socialistas, liberales, capitalistas, sindicalistas, en el cerro, en el apartamento, en la quinta y hasta en el exterior, niños, grandes, viejos… cenamos más o menos lo mismo.

Vamos a ver, yo que he sido diablo y todavía son duende, apuesto sin tener bolita de cristal que usted que me lee, el 24 de diciembre cenó: hallaca, pernil, ensalada de gallina y pan de jamón.

El pernil y la ensalada la come también en ocasiones especiales el resto del año ¿por qué no? Pero hallaca y pan de jamón, solo lo comemos por navidades.

Este año yo hice (bueno, en realidad mi marido hizo) pan de jamón. A mí que me gusta es el de panadería me parece que quedó muy resultón, con la corteza suavecita y dulzona, como los que venden por 1/8 de sueldo mínimo. A quien le interese, seguí la receta de Charvenca.

Le pusimos jamón de pierna ahumado, tocineta, pasitas y aceitunas rellenas, que la cosa no es chafarle un diente con un hueso de aceituna a algún desprevenido.

Como dije, quedó muy resultón, que vamos, que ya no compro pan de jamón, sejo las panaderías. Parecerá tontería, pero me siento un poquito más venezolana, algo así como cuando aprendí a hacer el asado negro.

Pues bueno, en esto del pan de jamón me tropiezo con un chavista que, muy orgulloso muestra su pan, y claro, con el recochineo para que los “escuálidos” nos muriéramos de envidia, mostró la foto del pan, en plena elaboración y ya terminado.

¡Madre del Amor Hermoso! A mí me quería dar algo y eso que soy liberal en la cocina también.

El “pan de jamón” era especial, pero especial, especial… era… era… ¡un pan de jamón chavista! ¡INCREÍBLE! Ya seguro que se están riendo porque un pan de jamón no pude tener ideología política, pero ya verán que sí y se les quita la sonrisita.

Empecemos por el jamón. Un jamón de espalda ahumado. Normal, hay quienes de pronto están un poquito cortos de dinero y compran espalda que es de inferior calidad y más baratito. Pero este no es el caso, no era cosa de dinero, porque es que además del jamón de espalda le puso ¡jamón curado! (más conocido como serrano) ¡A que les ha sorprendido!

Pero ahí no para la cosa, no conforme con ese despliegue de “fisnura” le añadió queso ¡pero no cualquier queso! ¡noooo! ¡queso azul! Específicamente, roquefort… ¡con una capita (como de un dedo) de queso crema!

¿Ah? ¿que tal? ¡A que ya le van viendo lo chavista al pan!

La masa era de hojaldre, lo cual no tiene nada de malo de no ser por el mantequero añadido de jamón de espalda y los quesos.

Pero ya va, como en los comerciales de teletienda ¡espere! ¡aún hay más! Si usted sigue leyendo tendrá el doble de sorpresas.

Pasamos a las aceitunas… que iban picadas en mitades ¿alguien me quiere explicar con que sentido se hace eso para ponerlo en un pan de jamón?

Para coronar el cuento, teniendo kilos de ingredientes (que los mostró en las fotos) le colocó relleno… ¡hasta la mitad! Lo demás era masa huérfana, sin padre, madre ni nadie que le hiciera compañía ¡ah, no! ¡ya va! se me olvidaba la rociadita de semillas de sésamo.

Tenemos entonces un plato autóctono, contaminado con ingredientes ajenos a él, proveniente de países que decimos detestar. Eso me llevó a preguntarme como carajos concilia un chavista su desprecio por los “españoletos de mierda” con su emoción orgásmica cuando compra 100 grs. de jamón serrano.

Alguien definitivamente muy sabio me dijo que un chavista es: “El típico desubicado que se pasa su vida haciendo cosas que detesta para conseguir dinero que no necesita y comprar cosas que no quiere para impresionar a gente que odia”. Una verdad como puños.

Total, que ahí estaba yo, viendo la foto de una masa de hojaldre a medio cubrir con jamón de espalda, serrano, queso azul, aceitunas picadas y pasitas en spray. Yo viendo la foto y leyendo a un… ente, tratando de convencerme de que “eso” era pan de jamón de calidad muy superior a aquella que aprendimos a degustar “en la cuarta”.

Y para mí fue más que una foto un infograma de lo que es el chavismo:

Tener dinero demás y malgastarlo en lo que no es necesario ¡no! No es que no es necesario, es que no es ni aconsejable ni sensato, para luego recortar gastos en lo que sí es importante, haciendo algo de lo que no se tiene la más puñetera idea, sin buscar siquiera consejo o asesoría, y terminar con una porquería en la que se gastó un centavero que al final no aprovecha a nadie.

Así tenemos que un día este señor chavista, que hizo esa… cosa que él CREE que es un pan de jamón, al frente de una panadería expropiada a un portugués “explotador y especulador”, portugués que sea dicho de paso tiene toda su vida haciendo y vendiendo panes de jamón. Así “el pueblo” saldrá de ese portu maluco y terminará comiendo panes de jamón con jamón de espalda, serrano y queso azul.

Panes que le saldrán por un ojo de la cara, porque los ingredientes sobrantes que no hacían falta y que terminaron por dañar el pan, terminarán en el nuevo panadero revolucionario.

Pues ¡nada! Eso es todo ¿vieron que un pan de jamón sí que puede ser chavista?

Luego… bueno, lo que termina por darle aire surrealista que deja a Dalí como un perfecto pendejo es que por alguna razón que aún no alcanzo a comprender el creador del engendro estaba convencidísimo de que a mí me iba a dar envidia ver su… lo que sea que el cree que es pan de jamón.

Les dejo la foto no sea que crean que me lo invento o ando bajo los afectos etílicos de las fiestas. No me lo tomo a mal, porque a mí me lo cuentan y no me lo creo.

Feliz Navidad a todos.