Opinión

Dije judenrat, doña Carolina, no kapo

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He leído su artículo “Los “judenräte” venezolanos”, en el que hace referencia a un artículo anónimo, de título “Judenrat”. Bien, yo soy la autora de ese artículo, y quisiera aclarar algunas cosas.

Usted dice que leyó el artículo en cuestión, pero o bien se lo hicieron llegar con muchas modificaciones o definitivamente no lo entendió, los judenrat no pueden calificarse de traidores, que la historia y el sentir popular así los haya hecho ver, es otra cosa.

No dudo que entre los muchos judenrat hubiesen traidores, pero definitivamente no puede considerarse eso como una conducta general.

Los judenrat trataron, sinceramente, de suavizar o minimizar el efecto de la crueldad nazi sobre su pueblo, si hicieron listas no fue con la intención de traicionar, sino, tal y como lo dice el artículo, lo hacían en el convencimiento de que sacrificando a unos pocos, podía salvarse la mayoría, creían, de corazón, que entregando a 10, podían salvarse 100 o 1.000, por decir cifras al azar.

Por supuesto, a medida que el exterminio iba avanzando los números se fueron reduciendo, y si al principio se pretendía salvar 1.000, luego se conformaban con 100, ya por último guardaban la esperanza de salvar siquiera a sus propias familias y a ellos mismos, pero ni siquiera eso lograron.

Si los judenrat pueden ser acusados de algo, es de no haber entendido la naturaleza del enemigo, que es justamente lo que resalto en mi artículo. Fueron culpables de no entender que no había forma posible de apaciguar al enemigo, que no importaba cuanto intentaran dialogar, ni que tan dóciles fueran con la tiranía, porque no era su comportamiento, ni su religión, ni sus acciones lo que provocaba a los nazis, Lo que realmente provocaba a los nazis era simple y llanamente su existencia. Lo único que tenía que hacer un judío para provocar el odio nazi, era estar vivo. Tan simple como eso.

Cita usted, como prototipo de líder de judenrat, a Mordechai Chaim Rumkowski, pero olvida a uno bien emblemático, como Adam Czerniaków, que terminó suicidándose al ver el fracaso de sus intentos. Pero dejó un diario donde quedó para la historia cual fue el verdadero papel de los judenrat, y que usted retuerce de un modo espantoso, amén de irrespetuoso con la historia.

Dije en aquel momento, y se lo reitero a usted ahora, que Capriles es un judenrat, como lo es también la MUD, siempre a mi juicio, claro.

Son judenrat porque creen que hay forma de “apaciguar” a un régimen que ha demostrado sobradamente cual es su intención, que no es otra que el exterminio de un sector de la población. Y sino, dígame usted si no es una política de exterminio lo que se hace en el municipio Chacao, diariamente desde hace ya dos largos meses.

Aún sin haber protesta alguna, aún estando en sus casas, sin hacer otra cosa que vivir, malamente y como pueden, los habitantes de Chacao son atacados y gaseados ¡a diario! Lo que debería indicarle que la conducta de las víctimas no es vinculante con el proceder de los victimarios.

La frase “estoy dispuesto a hablar con quien sea para lograr la paz” ¡también la dijeron muchos de los judenrat! Los líderes hablaron, negociaron, pactaron… y de nada sirvió.

Hoy los judenrat venezolanos se sientan en una mesa a dialogar… nada nuevo, ya se dialogó en 2002/2004 ¿se le olvidó? Porque a mí no se me ha olvidado. A la vista están los resultados de aquellos diálogos, precursores de los resultados de estos que tienen a los mismos protagonistas.

La traición, a mi juicio, requiere de conocimiento, de consciencia, requiere que el traidor sea consciente de que está traicionando, y este no fue, en general, el proceder de los judenrat, cuyas intenciones, como ya dije, era tratar de proteger al mayor número de judíos.

Yo ignoro, por supuesto, la intención de Capriles y de la MUD al dialogar con quienes hoy nos reprimen, asesinan, encarcelan, violan y torturan, pero como quiera que hay que presuponer buena fe, yo creo que son judenrat, y no kapos.

¡Kapos! ¿ve usted? Esa es la palabra que faltaba, los kapos eran otra cosa, los kapos sí que sabían lo que hacían, trabajaban en los campos de concentración y a cambio de mayores raciones de alimentos y trabajos más livianos, ayudaban a reprimir a su propia gente.

De momento, señora mía, quiero creer que lo que guía a Capriles y la MUD, es la inocencia, quiero creer que creen sinceramente que pacificando a la bestia pueden salvar vidas.

Porque, veamos, estaban los nazis, por un lado, y por el lado judío estaban los judenrat, los kapos y… la resistencia. Usted me dirá, si Capriles no es judenrat ¿que es? ¿resistencia? Porque a mí no me gustaría pensar que es un kapo… y creo que usted tampoco.

Aclarado el asunto, espero leer su opinión al respecto.

Me disculpo de último por no darle mi nombre, pero es que… por desgracia yo vivo en un país donde “dialogar” saliéndose del guión y fuera de la línea del apaciguamiento, es delito que se paga con cárcel, en el mejor de los casos y con muerte en el peor.