Opinión

Se han quemado las naves

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Un amigo me llama hace un par de días. Es un muchacho joven, estudiante, irreverente y adorable.  Lleva ya muchos días en una rutina que hasta hace poco le era desconocida.

Se levanta y se va a la barricada. La barricada les costó, es un pedacito insignificante, me dice, no es una avenida principal, es apenas una calle, una calle importante, pero una calle al fin de cuentas. El aporta su conocimiento en primeros auxilios, es paramédico. No me lo dijo, pero supongo que otros aportarán lo que pueden y lo que saben.

Está desanimado, por eso me llama y me hace La Pregunta, así con mayúsculas, porque no es una pregunta cualquiera, es una pregunta única y repetida todos los días, a mí me la hace al menos una persona cada día: “Mira… ¿como ves la cosa?”.

Antes de hablar, hay que escuchar, así que le dejo que se conteste él primero su pregunta… la cosa está mal, no le ve futuro.  Ese pedacito de calle les costó enfrentarse a hombres armados y entrenados, una batalla de horas, pero ganaron por resistencia. No han habido más enfrentamientos por los momentos.

Le desanima que muchos bajan a la misma hora todo los días, igual que él, y que lo que hacen es joder y tomarse “la foto pa’l feisbuc”. Que superficial le resulta todo. Pero hay cosas graves, sus ingresos se han visto reducidos casi a cero, varios de sus compañeros de barricada tienen sus negocios cerrados, la situación se alarga, pasan necesidad y la idea de rendirse se les pasa por la cabeza y aunque la reprimen con algo de vergüenza, ahí está.  Lo que le preocupa realmente es ¿y si llega el momento de dejar de sentir vergüenza y todo se va al garete? ¿estarán pensando los demás lo mismo que él?

No me lo dice, pero lo intuyo, el pasado, aún siendo malo, resulta atractivo, resulta deseable volver a lo anterior, abrir los negocios, vender, comprar, y seguir luchando contra la tiranía, pero… no sé, de otra forma, no es una idea concreta, es un algo impalpable, es como ver a través de la niebla.

Una vez que termina su revoltillo pesimista vuelve La Pregunta: “¿Y tú como ves la cosa?”.

Le respondo lo que creo, haciendo la salvedad de que es solo una opinión y que podría equivocarme, aunque eso y mal está que yo lo diga, pasa con poca frecuencia, pero pasa y esta puede ser una de esas veces.

Vamos bien, creo que “la cosa” está bien aspectada, aunque por supuesto, es duro y será largo.  Que nadie apueste a una salida de días en lo que hemos pospuesto durante años. Todos somos responsables.  Son responsables lo que jugaron al apaciguamiento con un régimen tiránico y criminal dándole tiempo para armarse y organizarse con los resultados que hoy vemos. Son responsables los que decidieron alfombrar la realidad con una tapete electoral que vendía la ilusión de salir de una tiranía con el solo esfuerzo de pintarse un dedo y pisar un botón. Somos responsables quienes sabíamos que sucedería lo que hoy sucede y que son embargo no transmitimos el mensaje de forma más eficiente. TODOS, somos responsables.

Ahora ¿Que si esto puede volver a lo de antes? De ninguna manera, y eso no depende de las personas que estamos involucradas en el asunto. La realidad, tan ignorada siempre, ha hecho lo que mejor sabe hacer, imponerse con contundencia. Que eso tiene ella, que le importa un carajo lo que nosotros queramos, si la queremos ver o no, ella es y ahí está, nos guste o no, hay que comérsela con queso.

Podríamos levantarnos todos hoy y decir: “bien, mañana me doy por vencido, hemos perdido, voy a volver a mi vida, abriré mi negocio y seguiré esperando que ‘algo’ pase”.

Los amigos de mi amigo volverán a su negocio, a vender… ¿qué? a generar dinero para comprar… ¿qué? Para comer ¿qué? Para volver a salir con los panas en… ¿Qué carro? ¿con qué repuestos? A curar nuestras enfermedades ¿con qué medicinas?

Cuenta la historia que el conquistador del actual México, al llegar a las costas le abrió agujeros a sus barcos para que se hundieran, por una cuestión poética se dice que “quemó las naves”.  Da lo mismo, la intención era dejarle claro a sus hombres que el retorno era imposible.  La expresión “quemar las naves” queda hoy como sinónimo de tomar una acción de carácter irreversible.

En Venezuela ha sido la realidad, único motor coherente de este país, la que ha quemado las naves, el retorno es ya imposible, porque el punto del que partimos ya no existe.

Si volviéramos atrás nos encontraríamos con un paisaje tan desolador que solo conseguiríamos como resultado que las protestas reiniciaran aún con más fuerza, cada vez que alguien se da por vencido y pretende volver a la “normalidad”, se encuentra con que la normalidad se ha exacerbado de tal manera, que resulta invivible.  Si antes era normal hacer una hora de cola por un litro de aceite, hoy son tres y cuatro horas, si antes era normal visitar seis o siete farmacias para conseguir un medicamento, hoy lo normal es sencillamente no conseguirlo, si antes era normal la delincuencia con la anuencia del estado, hoy lo normal es esa misma delincuencia pero ya no con la anuncia, sino con el apoyo abierto del estado.

Hoy cobra pleno sentido aquella cínica frase de J. V. Rangel: “El país está excesivamente normal”.

También me dice mi amigo que hay personas hablando de profundizar la protesta, me pregunta si lo veo conveniente, y yo la verdad no sé si es conveniente, pero será inevitable.

Vamos bien, tengamos presente que un gobierno necesita, indispensablemente, tener gobernados, y mi amigo tiene una calle, una calle pequeñita, secundaria, lo que él quiera, pero es una calle sin gobierno, es un porcentaje, aunque el lo crea ínfimo y sin importancia, de territorio que ha expulsado al gobierno de sus tierras. Es bendita tierra libre ¿cuanto tiempo pasará antes que mi amigo y sus compañeros de barricadas piensen que su pequeña calle puede crecer un metro más? Y quien dice un metro, dice cincuenta, y quien dice cincuenta dice una cuadra… ¿por qué no?

En fin, estoy divagando. Para responder la pregunta en corto ¿Como veo la cosa? Irreversible.

¿Tiempo? Calculo que esto demorará aún entre dos y cinco meses más.

¿Se profundizará la crisis y las acciones? Sin duda alguna.

¿Ganaremos?… no tenemos otra opción, nuestras naves han sido quemadas, el retorno es ya imposible.