Opinión

El último beso del imbécil (2/2)

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VIENE DE: El último beso del imbécil (1/2)

¿Por qué se murió? ¡porque tú la mataste! ¡tarado! ¡irresponsable! Se murió porque tú decidiste que era buena idea montarte en un carro a más de 100 por hora, con visibilidad cero y chateando por whatsapp, así que no preguntes pendejadas.

“Es que en este país no hay gobierno, tienen que intervenir y regular el precio de (aquí meta lo que quiera, colegios, clínicas, estacionamiento y hasta el precio de la tinta de impresora, que lo ha visto) porque el problema es que los empresarios abusan”

La verdad es que empresarios que abusan, hay pocos, pero los hay, sin embargo, al igual que los buhoneros son simples especuladores, lo cual en principio no es malo ni censurable.

Pero en un economía dolarizada e inflacionaria como la nuestra, se critica mucho a los empresarios que pretenden “ganar el 200 y 300%”.

En diciembre del año pasado, el dólar estaba a 11 bolívares por dólar, hoy está a poco más de 32, lo que constituye un incremento de casi 300%.

Un empresario que tuvo una ganancia que apenas le ha cubierto la inflación ¿realmente es un abusador? ¿realmente hizo tan buen negocio como usted cree? Estemos claros, desde un punto de vista económico a ese empresario le hubiera salido lo mismo bajar la santamaría y guardar su dinero en dólares, con lo cual estaría exactamente igual y se habría pasado el tiempo sacándose la pelusa del ombligo en lugar de partiéndose el lomo para generar un bien o servicio.

Cuando el estado interviene los precios, suele suceder que esa maravillosa ganancia disminuye, entonces al empresario no es que le sale igual, es que le sale más barato sacarse la pelusa del ombligo que generar el bien o servicio. Y mucho sacan esa cuenta, dejan de producir y… ahí está el inicio de la escasez, cuando, como ya explicamos, la oferta baja pero la demanda se mantiene o aumenta.

Ahí pasan una de dos cosas (o las dos, como en nuestro país), primero que se deja de producir, y segundo, que el precio aumenta.

Entonces ¿por qué tenemos escasez? Pues porque tú pasaste años diciéndole a los políticos que regular precios es buena idea para acabar con los empresarios especuladores, y que si ellos hacen eso, ganan votos.

¿Por qué se fue? ¿por qué murió? ¡porque tú la mataste! ¡irresponsable! ¡lerdo! ¡pendejo!

“Es deber del estado darle a los ciudadanos trabajo, vivienda, educación, salud y esas cosas (y se descuida uno resulta que el estado tiene que darle a los ciudadanos hasta los condones) porque esos son derechos fundamentales”

Aquí me voy a poner profunda. Existen derechos negativos y derechos positivos. Los derechos negativos son aquellos que te pertenecen naturalmente, y que no dependen de nadie para ser cumplidos.

Por ejemplo, tienes derecho a la vida, eso quiere decir que nadie debe poder matarte, lo único que la sociedad tiene que hacer es respetar tu derecho.

Luego están los derechos positivos, que son aquellos que dependen de terceros para ser cumplidos, por ejemplo, el mal llamado “derecho a la educación gratuita”. Que es gratuita para el mantenido al que se le paga esa educación, para los contribuyentes no es gratuita un carajo, cuesta un ojo de la cara.

Es decir, para hacer cumplir ese “derecho” a la educación, tienes que pisotear el derecho de otro pendejo, que es el que te paga tu “derecho”.

Estos derechos se pagan con impuestos, lo que trae una complicación extra, que es que cada céntimo que se paga al estado por impuestos, es un céntimo que NO se destinó a la producción.

Veamos. Un señor tiene una fábrica de huequitos, y ese señor invierte 100 bolívares en hacer 100 huequitos. Si a ese señor le cobramos un 1% en impuestos, ya no tendrá 100 bolívares, sino 99 y en consecuencia no hará 100 huequitos, sino 99 huequitos.

Ese huequito que NO se hizo, es un huequito que no genero trabajo, que no se le vendió a nadie, que no fue usado por nadie, y en consecuencia, fue un huequito destruido antes de nacer. Pero eso sí, con ese huequito que no nació, se educación un niñito ¡que bueno!

Claro, que no solo hay que educar a ese niñito, sino también darle salud, y educación, y vivienda, y…

Así que al señor no le vamos a quitar 1 bolívar, sino 10. Serán entonces 10 huequitos que no se harán. Pero como el señor requiere de 10 empleados para hacer 100 huequitos, y ahora solo tiene dinero para 90 huequitos, le sobra un empleado, así que ahora tenemos un niñito educado, sano, vestido, con casa… y un desempleado.

El problema es que el niño “protegido” no es el hijo del desempleado, porque el hijo de desempleado también requiere educación, vivienda, salud y demás, que NO se la puede dar su padre, que ya no tiene trabajo, así que… ¡se lo tendrá que dar el señor de los huequitos!

Así seguiremos, hasta que dejemos al señor de los huequitos sin huequitos, ni centavos, y el estado sin tener de donde carajos sacar para pagar educación, salud, vivienda y todas esas cosas que tan generosamente nos daban “gratis”.

Y justo ahí va a salir un pendejo a preguntar ¿que pasó? ¿por qué no hay trabajo? ¿como es posible que en este país no se produzcan huequitos? ¡fáaaachil perolito! Porque tú, so pendejo, te pasante años apludiendo y hasta exigiendo los derechos “gratis”, que no eran gratis, sino que te los pagaba el señor de los huequitos, hasta que lo sangraste tanto que lo mataste.

¿Por qué se fue? ¿por qué murió? ¡PORQUE TÚ LA MATASTE! ¡pendejo! ¡irresponsable! ¡lerdo!

“Porque no es posible que Venezuela, siendo un país rico…”

Venezuela no es un país rico, es un país pobre, terriblemente pobre, es más, es miserable, indigente.

La riqueza de los países no se mide en función de lo que tiene, sino de lo que produce, igual que las personas.

Agarre usted un indigente, dele un millón de dólares, y a la vuelta de un año o dos, está igual de pobre o más que cuando comenzó. No es rico, jamás fue rico, tener un millón de dólares no lo hizo ser rico.

Pero si agarra a un emprendedor y le da libertad para producir, seguro se las ingeniará, aún sin dinero, para producir dinero, y ahí sí que tiene usted un rico en potencia. Ese emprendedor bien podría no tener dinero, pero tiene cabeza y ganas, que es todo lo que necesita para producirlo, es rico. Y si usted agarra a ese emprendedor y le quita todo lo que tiene, con toda seguridad a la vuelta de un tiempo, volverá a tener lo que tenía.

Venezuela es un país mendigo, un país que tiene, sí, oro, petróleo, diamante, y a saber cuantas riquezas más, pero salvo venderlas y comérselas, no sabe hacer nada con ellas. Tenemos petróleo, sí, pero no tenemos grandes empresas de fabricación de plásticos, por poner un ejemplo.

Por supuesto, esto viene ligado a la creencia de que los ricos viven como la nata sobre la leche, sin dar palo al agua, que vamos, no trabajan, viven de las rentas. Y así, creyendo que somos un país rico, no logramos entender como es que no nos levantamos todos a desayunar servidos por un mayordomo… que a su vez sera servido por otro mayordomo, digo yo.

Así vamos, enseñando a la siguiente generación que somos “ricos”, aun cuando no tengamos ni donde caernos muertos, y sin llegar a entender nunca que un país rico es aquel donde sus habitantes producen riqueza a diario y tienen libertad no solio para disfrutarla, sino para crearla y gastarla como les dé la gana, y no hay un papá estado que es el administra la cuenta de ahorros (que de paso, lo hacen bien mal).

¿Por qué se fue? ¿por qué murió? ¡PORQUE TÚ LA MATASTE! ¡pendejo! ¡irresponsable! ¡lerdo!

“Lo que pasa es que el venezolano es un pueblo muy pacífico”

¡Bueno! Esto ya es la tapa del pomo, porque los que repiten eso no leen la prensa, ni ven televisión ¡es más! Yo creo que ni viven en este planeta.

Para leer un periódico cualquiera, ver un noticiero, ver la cantidad de hechos violentos y pasar de ahí a decir que “somos un pueblo pacífico” hay que tener cuatro pares de cojones.

El pueblo venezolano no es pacífico, somos terriblemente violentos, somos naturalmente violentos, somos agresivos, contestatarios y rebeldes. Eso en principio no es malo, tener una tendencia, sea cual esta sea, no es malo en sí mismo, lo malo no son las tendencias, son las acciones.

El problema no es que seamos violentos y que cuando alguien nos moleste el primer pensamiento sea molerlo a palos en lugar de dialogar, el problema es que no nos contengamos y dialoguemos, en lugar de caerle a palos al otro.

Eso que llaman “pueblo”, somos todos, tú, yo, el vecino, el político, el delincuente, el juez, el policía, el bodeguero, el militar ¡todos! Cada uno de nosotros es una parte de ese pueblo, cada uno de nosotros tiene una responsabilidad en la conformación de eso llamado “pueblo”.

Si tú eres de los que se rasgan las vestiduras en contra de los especuladores, si eres de los que clama que el problema es que “no hay gobierno” y le pides al gobierno que se haga cada vez más grande para controlar más y más, si eres de los que no entiende que el estado mientras más grande más dinero necesita, y mientras más dinero necesite menos dinero dejará para producir, si eres de lo que cree que “somos ricos”, eres parte del problema, eres un colaborador del desastre.

Eres… un muchacho que se monta con su novia en un carro, maneja a 100 por hora sin visibilidad, leyendo mientras maneja, se va por un barranco, mata a la novia y luego pregunta como un imbécil ¿que pasó? ¿por qué se murió?

¿Que donde quedo yo? ¡aquí! Haciéndote saber que aunque yo sufra las consecuencias de tu necedad, no estoy dispuesta a consolarte diciendo que eres un pobrecito, que la culpa es del gobierno que no señalizó bien, ni de la ambulancia que no llegó a tiempo, ni mucho menos de Dios que “se la llevó”. Dios no se la llevó, tú la mataste.

Encima la muy tonta de Venezuela está ahí, sonriendo mientras muere y diciéndote que te espera en el cielo.

Puedes dejarla morir, o entender que eres un cabeza ’e ñame, montarla en el carro y llevarla a un hospital, a ver si se salva. Eso sí, pon cabeza, no corras como demente y por atención al camino.

No hay premio seguro, nadie te garantiza que se salve, el único premio será una consciencia tranquila que te dirá que enderezaste el camino e hiciste todo lo posible por enmendar tu error. Si entiendes que hiciste mal, o que hacen mal otros, pues… dedícate a sembrar consciencia y hacerles tomar otro camino, el correcto.