Hace unos pocos días se cumplieron 263 años del natalicio de Sebastián Francisco de Miranda ¡El Americano Universal! Y no es poca cosa el título en un continente que ha sido pródigo como ningún otro en grandes hombres en lo que a amantes de la libertad se refiere.
En el Panteón de Venezuela hay un sarcófago vacío que le corresponde, la tapa abierta por águila al vuelo anunciando que un hombre realmente libre no será apresado ni siquiera por la muerte.
Peleó donde fuera necesario por la libertad, en Francia, en Estados Unidos y hasta en África, siempre con el mismo lema: ¡MUERA LA TIRANÍA! ¡VIVA LA LIBERTAD!
Pero los venezolanos, cuando hablamos de Miranda, evocamos siempre la misma imagen, aquella que nos regalara Arturo Michelena en su cuadro “Miranda en La Carraca”. Solo un artista como Michelena podía atrapar por siglos el espíritu de Miranda.
Ahí lo podemos ver sobre un catre, con el rostro apoyado sobre la mano, una pierna sobre el catre y el otro colgando por fuera, una posición que grita a los cuatro vientos: ¡coooooño! ¡que ladilla, panita, que ladilla!
¡No se rían! Miren bien el cuadro, observen, ahí está clarito, Miranda tiene voz de domingo de ratón, y dice: ¡Dios mío! Pero que gentecita tan bruta, es que si llego a saber que son tan retapa’os ni me molesto en volver pa’ esta vaina. 200 años y siguen sin entender una frase tan simple y pendeja como la mía y lo peor es que me quedan, por lo menos, 200 años más recosta’o en este catre repitiendo la misma pendejera, hasta que entiendan que yo vine a derrotar una tiranía, no a un piche tirano que al final terminará en un hueco, como terminamos todos.
200 años y aún en Venezuela los compatriotas de Miranda no terminan de asimilar aquel grito de amor ¡MUERA LA TIRANÍA! ¡VIVA LA LIBERTAD!
Puesto así no sorprende que hayan preferido el culto a Bolívar, que con su “Decreto de Guerra a Muerte” es mucho más acorde con el espíritu “venezolanista”, sea lo que quiera que signifique eso.
Hoy he dado de baja a una amiga, bueno, ex-amiga…
Hace unos días y teniendo una hija artista se rasgaba las vestiduras ante el pronunciamiento de unos artista a favor de Maduro Moros (“MAMO”, en lo sucesivo), según ella argumentaba porque “un artista no debe tener opinión política, porque un artista de verdad se debe a su público”. Hoy cuando la vi celebrando felizmente el pronunciamiento de otros artistas le pregunté que había pasado con aquello dicho antes, y me dijo que me quitara de una vez la careta, que me declarara oficialista.
Porque es harto sabido que en la Venezuela de hoy si no eres caprilista, eres un “chavista de mierda”, y si no eres chavista, pues está claro que es porque eres un “escuálido de mierda”, cosa que no deja de ser grata, porque en algo se ponen de acuerdo, el “de mierda” es por unanimidad de ambos bandos.
Del TL de esta ex-amiga saqué a una señora muy… interesante, @mgcolmenares, por si la quieren seguir, yo la recomiendo, es el ejemplo perfecto de todo aquello contra lo que luchó Miranda, y es de oposición, como yo, solo que no tengo repajolera idea de a que coño es que se opone. A la tiranía sé que no, eso sí me quedó claro ¡Ah! Es profesora de la UCV… la casa que vence la sombras… siempre que no sean nuestras sombras, por supuesto.
Todo empezó porque la señora estaba haciendo campaña contra otro tuitero porque este “promovía la abstención” (sic) y yo le dije que ciertamente es un irrespeto, porque el voto es un derecho individual, pero que si bajo la misma regla se debía denunciar como spam a quienes promovían el voto… ¡Madre de Dios! más me hubiera valido sacarle la madre, al final resultó que yo también me gané una promoción para el “block & spam”.
El producto de su campaña me hizo sentir sinceramente reconfortada, me dejaron de seguir dos personas… y comenzaron a seguirme trece. Hay esperanza aún para este país que nunca ha terminado de conformarse como tal.
Entiendo que personas como estas luchan contra un tirano, aunque hoy más bien contra el heredero del tirano, lo que nunca han hecho, ni creo que lo hagan, es luchar contra la tiranía y no lo hacen porque no tan en el fondo guardan la esperanza de poder imponer su propia tiranía.
Vamos, que lo que en realidad les molesta no es la tiranía, lo que les molesta, lo que realmente les jode, es que no son ellos los tiranos.
Hace ya más de 200 años se oyó por primera vez el grito de amor de Miranda ¡MUERA LA TIRANÍA! ¡VIVA LA LIBERTAD! Y sigue sin ser comprendido porque contra ese grito se escucha otro en sentido contrario, otro grito que se aloja tiernamente en el corazón de muchísimos venezolanos, ese grito que no entiende que la libertad es algo hermoso que puede no siempre gustarnos, que encontraremos en el camino a muchísima gente que dice cosas no muy agradables, cosas con las que podemos no estar de acuerdo, y que sin embargo en nombre del santo nombre de la libertad, debemos respetarlos, porque la libertad no es libertad solo cuando es nuestra, también cuando es ajena, la libertad no se defiende solo cuando nos conviene, se defiende siempre y si no lo haces así, no puedes llamarte amante de la libertad.
Hablar de la libertad y al mismo y tiempo practicar la tiranía, es mancillarla, es violarla, es decir que se ama a alguien y prostituirle. Decir que se es demócrata y practicar el sectarismo, desconocer la naturaleza intrínseca del voto, que es elegir, y reducirlo a un la catarsis de pisar un botón, irrespetar los derechos de las minoría (y no conozco minoría más minoritaria que el individuo) es envilecer y pervertir la democracia.
Escribo esto porque estuve viendo en cuadro de Michelena, y me sentí tan identificada, estando en medio de los radicales de un lado y radicales de otro, siendo vista y tratada como una “chavista de mierda” o “escuálida de mierda” por unos y otros, viendo que la tiranía que tanto me molesta es combatida por otros que solo aspiran a sustituirla por otra tiranía y yo me sentí como Miranda, víctima de una profunda ladilla, de un aburrimiento sin par. Y si yo me siento así en puercos 14 años ¿como se sentirá el pobre Miranda que lleva 200? ¡pobrecito!
Señores, en estos días por venir, no cuenten conmigo, yo ¡paso! Porque yo no estoy en contra de una tirano que al final de cuentas es circunstancial, si lo sabrá el finado, estoy en contra de la tiranía que tiene muchas caras, muchos nombres y muchos colores. Y digo en estos días porque sé que en la semanita que queda se van a poner aún más intensos, y que pretenderán ahogar, perseguir y anular cualquier voz disidente, en nombre de la libertad, lo que viene a ser como repartir condones para promover la abstinencia.
Esto no va con los chavistas, con los que me une una manifiesta y nada disimulada enemistad, esto va con los ¿opositores? que van por la vida creyendo que a cuenta de tener un enemigo común me van a ver plegada a otra dictadura distinta a la actual, va a ser que no, va a ser que se caen de un coco, porque “taquetaquí” no convalida tiranías de ningún color.
Seguiré pues con el grito de Sebastián Francisco ¡MUERA LA TIRANÍA! ¡VIVA LA LIBERTAD!… hasta que me mate la ladilla, porque estoy convencida de que será eso lo que me terminará matando. Gracias a Dios yo no tendré un Michelena que me deje atrapada para la inmortalidad en un aburrimiento tan grande.
¡MUERA LA TIRANÍA! ¡VIVA LA LIBERTAD!