Opinión

Opositores ¿a qué se oponen?

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Hace ya bastante tiempo, algunos años de hecho, publiqué un escrito titulado “Hugo, no has expropiado lo importante”. El escrito en cuestión trataba sobre el tema de la propiedad privada y tuvo una difusión más o menos importante en su momento.

Y bien… ¡me lo robaron! tiene gracia, un escrito que reflexionaba sobre la propiedad privada y lo deleznable de las expropiaciones, me fue expropiado, y lo peor, no fue el gobierno rojo, ni tampoco sus seguidores, fue gente de “la oposición”. Hasta el conductor de un programa de radio con fama de “radical” en su posición opositora al régimen lo hizo.

Comencé entonces a ver mi escrito reproducido en montones de sitios, solo que con firmas distintas de personas que se atribuían la autoría. Me sentí indignada, realmente indignada, y no por haber sido robada sino por haber sido robada por esas personas que, en teoría, compartían conmigo posición, personas que se dicen opositoras al régimen de Hugo, porque Hugo roba, y para demostrar su punto, estas personas, decidieron robarme.

Sería una de las tantas veces que me preguntaría, que me haría una reflexión, se oponen, pero ¿a qué se oponen? Se oponen a que Hugo expropie, a que Hugo robe, pero ellos no vacilan en robar, entonces, lo que les molesta, lo que les indigna no es lo que Hugo hace, lo que realmente les molesta es no ser ellos quienes lo hacen, les molesta que Hugo robe, pero no por el robo en sí, sino porque no son ellos los que están robando. Les molesta que Hugo no respete la propiedad privada, pero les molesta únicamente porque no son ellos los beneficiarios del saqueo.

 Saqueo. Son saqueadores, personas sin escrúpulos, incapaces de respetar lo ajeno, tiranos en semilla que se sienten dueños de todo lo que les provoque, pasándose por el arco de triunfo el trabajo y esfuerzo del creador o dueño.

¿Que por qué toco este tema tantos años después? Pues bien, en estos días se hizo un evento en la Plaza Brión de Chacaíto, y en ese evento los publicitas tuvieron el desacierto de usar como referencia un producto vital en la mesa de los venezolanos, Harina P.A.N., propiedad de Empresas Polar.

La empresa no tardó en sacar un comunicado, donde, palabras más, palabras menos, rechazaban el uso de la imagen de sus producto para asuntos políticos, recordando además que sus productos son marcas registradas y que el uso de la imagen, sin la autorización de sus legítimos dueños, constituía una violación a sus derechos de propiedad intelectual.

Casi de inmediato comenzaron a salir los “opositores”, haciendo una pregunta que, de no ser tan terrible, sería hilarante: “Pero ¿quien se ha creído Polar que es? La harina P.A.N. es un producto de todos los venezolanos ¿quién se cree para prohibirnos usarla como nos dé la gana?”.

Esa pregunta tiene una respuesta que es tan, pero tan evidente, que hace que la pregunta sea necia, Polar se cree, ni más ni menos, quien es ¡el dueño! Eso es Polar, el dueño, el propietario de la marca de harina P.A.N., y cualquiera que use la marca, sea con finalidad de lucro o no, es un ladrón, ni más ni menos.

Un ladrón que en nada se diferencia de Hugo y sus lamepisos cuando llegan a expropiar una hacienda con el triste argumento de “¿quién se ha creído ese ganadero que es? ¡las tierras son del pueblo!”.

Y en estos dos episodios tan simple, tan domésticos, tan cotidianos, se encuentra la respuesta a otra pregunta, esta sí mucho más seria y profunda ¿Que por qué no logramos salir de Hugo? Porque no hay oposición, así de simple.

Lo cierto es que Hugo se ha topado con un enemigo que no esperaba y que es sin duda alguna un enemigo formidable, la parca y contra esa no hay decreto ni fuerza bruta que valga.

Hugo, el hombre, morirá, quizá en muy poco tiempo, todo parece indicar que es cuestión de días para ¡al fin! salir de Hugo… o no.

Lo más probable es que no, porque Hugo, no es un hombre, es una forma de ver la vida, una forma de hacer política, Hugo es esa idiosincrasia tan venezolana de “si lo necesito es mío”, esa visión de que las cosas no son de sus legítimos dueños, sino de quien lo necesita, esa forma tan… socialista, de pensar que lo mío es mío, lo necesite o no, y lo ajeno también es mío si yo lo necesito o lo quiero.

Esto no es un asunto de liderazgo, no son solo los líderes que decidieron robar una marca para uso propio, es de cientos de miles, quizá millones de individuos que apoyan el robo y el saqueo porque en un momento puntual lo necesitan, y de esos cientos de miles o millones es que sale el liderazgo, así pues, ese liderazgo no puede ser distinto a la masa que lo pare, como no puede nacer un niño rubio de padres negros, así de simple.

Estos “opositores” podrían llegar algún día a ser gobierno, y como gobierno es más que seguro que no dudarían en actuar exactamente igual que lo hace Hugo y sus huestes, robando lo que necesiten y ante la legítima resistencia de las víctimas, exclamarán indignados ¡pero que se han creído que son!

Y eso es solo un punto, uno de los tantos que hace a la oposición venezolana un clon de lo que dice combatir.

Hace pocos días una amiga, opositora sin sombra de duda, me comentaba el “abuso” de un supermercado que compraba el queso a 20 y lo vendía a 80. Ese comentario me llevó a un programa bastante patético de VTV, donde explicaban que de un kilo de harina, que cuesta 4 bolívares, salen 20 arepas, es decir, que cuesta Bs. 0,20 cada arepa y suponían que se le ponen 50 grs. de relleno con un costo de Bs. 3, entonces, siendo que ña arepa cuesta en total 3,20 ¿como es posible que esos ladrones la vendan en Bs. 20?

Estos genios, al igual que mi amiga, olvidan que hay otros costos, los sueldos de quienes amasan, los mesoneros, de quienes limpian, de quienes cobran, electricidad, impuestos, local, pitillos, servilletas, y vaya a saber cuantas cosas más. El supermercado también tiene costos, no solo vende queso, sino muchos otros productos a los que por regulaciones gubernamentales no solo no les ganan, sino que les pierden, que pagan un servicio eléctrico que incluye un aire acondicionado para que ella compre fresquita, la merma de los robos que siempre hay en los supermercados, sueldos de las cajeras, charcuteros, carniceros, acomodadores, limpieza, seguridad y tantos otros gastos, que van incluidos en el precios del queso.

Pero en todo caso, gasten o no, lo cierto es que ese queso es de ellos, como la arepa de los otros, pagan por ella, les pertenece, no la han robado a nadie, y en consecuencia tienen todo el derecho del mundo de venderla cara, barata, regalarla, botarla, donarla o hacer lo que les dé la zorra y puerca gana. Exactamente igual que nosotros, los clientes, somos dueños de nuestros dinero, y podemos pagarle lo que piden por su arepa o su queso, o mandarlos a meterse su mercancía por el orto, o donar el dinero a los simpáticos muchachitos del páramo, o botarlo por la alcantarilla.

En todo caso, vaya mi humildísimo e irrelevante respaldo a los señores de Empresas Polar, sí señores, tienen toda la razón del mundo, esa marca les pertenece, han invertido años de trabajo, esfuerzo y sí, como no, dinero en ella. Es de ustedes, nadie, absolutamente nadie y bajo ningún argumento tiene el derecho de hacer uso de lo que, indudablemente, les pertenece a menos que, previo acuerdo voluntario, les pague por ello.

Algún día, cuando en Venezuela exista oposición, cuando esa oposición se oponga al mal y no simplemente al malvado, cuando luchemos contra la tiranía y no solo contra el tirano, cuando el fin sea la conquistar la libertad propia y no simplemente sustituir al tirano, ese día, mereceremos el título de “país”.

Mientras tanto… Chiabe hasta el dosmil siempre, se muera o no, porque el chavismo no es Chávez, es una forma de ver la vida.