Últimamente estoy muy vaga… o no, quizá no es vagancia, sino simple aburrimiento, fastidio de ver lo mismo una y otra, y otra vez.
Pero ayer vi algo curioso, de esas cosas que pasan poco, ayer vi a un Hugo delirante, recordando sus correrías de joven, rememorando aquellos años en que libre de yugos recorría sabanas y ríos, solazándose en un monte del que quizá hoy desee nunca haber salido.
Bien, lo vi comparándose con Lorenzo Barquero y eso me pareció muy triste, porque hace 14 años se veía a sí mismo encarnando a un Santos Luzardo y como le dé un poquitico de rosca más, termina concibiéndose como Juan Primito. Pero sí, creo que la comparación actual es justa, es Lorenzo Barquero, aquel que se dejó vencer por sus más oscuros deseos y terminó siendo devorado por el tremedal.
Luego Hugo lloró, sé que muchos no le creyeron sus lágrimas, pero yo sí me las creí, claro, sin perder de vista que fueron “comercialmente” explotadas, pero eran lágrimas sinceras, las lágrimas de un hombre que se despide.
Lo vi ahí soplándose los mocos con un pañuelo rojo y recordé lo que, a mi juicio, es el segundo mejor diálogo en la historia del cine, el de Roy Batty en la película Blade Runner:
Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser un esclavo…. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán… en el tiempo… como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
Bueno, supongo que se preguntarán por que es el segundo mejor diálogo. Pues es el segundo porque el primero, siempre a mi juicio, es el de Rhett Butler en “Lo que el viento se llevó”, cuando una Scarlett desesperada, temerosa y sollozante le pregunta: “¿Qué haré? ¿a donde iré?” y él le responde:
Francamente, querida… ¡me importa una mierda!
Pues sí Hugo, has visto y tenido cosas que yo no no podría ni imaginarme, todo el poder de un país, y más, has doblegado países, has dispuesto de millones de vidas, has tenido todo, dinero, poder, lujo. Y ahora… ahora todo eso se perderá… como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
Y… francamente, querido… ¡me importa una mierda!