Nombres como Telefónica, Repsol o Banco Santander son bien conocidos en la región, donde tienen una presencia muy fuerte desde hace más de una década, pero al lado de estos gigantes ahora llegan empresas con solo un puñado de empleados
América Latina está recibiendo un alud de pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas que buscan en el exterior su vía de supervivencia ante la crisis económica, como atestigua una delegación que este jueves exploró oportunidades de negocio en Ecuador.
Nombres como Telefónica, Repsol o Banco Santander son bien conocidos en la región, donde tienen una presencia muy fuerte desde hace más de una década, pero al lado de estos gigantes ahora llegan empresas con solo un puñado de empleados.
Una de ellas es Unialter, donde trabajan seis personas, la cual pretendía instalar paneles solares en los tejados de las naves de los polígonos industriales de Madrid, con lo que se ahorra el pago del suelo para la instalación, según Isidro Varela, accionista y consejero de la empresa.
Parecía una buena idea en los años en los que el Gobierno español dedicaba un alto volumen de subvenciones a las energías alternativas, pero ahora ya no es rentable.
Varela se reunió este jueves en Quito con potenciales socios y clientes, como parte de una delegación de trece empresarios españoles que pasaron antes por Bolivia.
“Las empresas que se dedican a energías alternativas, tanto del tema del biomasa, como energía eólica o energía fotovoltaica tienen que salir” de España, afirmó Varela.
En muchos países latinoamericanos ese sector es muy incipiente, lo que hace atractiva la implantación de la tecnología española.
Rodrigo Madrazo, consejero económico de la embajada de España en Quito, ha presenciado en sus cinco años en el país el incremento exponencial de la llegada de las empresas españolas, a medida que la situación se deterioraba en su mercado original.
En 2011 los contratos públicos logrados por empresas españolas en Ecuador se cuadruplicaron, hasta los 315 millones de dólares, según sus datos.
“Ha habido un auténtico desembarco de empresas españolas en Ecuador”, dijo Madrazo, quien indicó que han demostrado un interés similar en establecerse en otros países de la región.
La nación andina creció el año pasado un 7,8 % gracias a la bonanza del petróleo, su principal exportación, lo que ha permitido al Gobierno aumentar el gasto público y la inversión. Se trata de una cifra astronómica en comparación con el anémico 0,7 % de España, que a finales de año volvió a caer en recesión.
El fenómeno actual de llegada empresarial a América Latina es parecido en su escala al que ocurrió en los 90, según Madrazo, pero entonces las grandes empresas españolas compraron a las compañías públicas de la región que eran privatizadas.
Ahora la entrada en el mercado es más trabajosa, basada en pequeños contratos de empresas que aprenden a ser internacionales.
Eurocom Broadcast, una compañía de ingeniería para televisión con 40 empleados, inició el proceso hace una década y con la crisis se ha volcado hacia el exterior, según Francisco Menchén, su director General Comercial.
“La crisis ha hecho que nuestras cifras en España decrezcan porque el volumen ha caído, al mismo tiempo que los frutos que habíamos ido sembrando en el pasado se recogieran”, dijo Menchén.
El año pasado un 90 % de los 20 millones de euros que Eurocom facturó fueron en el extranjero, principalmente en América Latina.
Los empresarios que están hoy en Quito forman parte de una delegación organizada por la Cámara de Comercio de Madrid, una entidad que ha visto multiplicarse la demanda por sus servicios de asistencia a la exportación.
Algunas de las empresas que les llaman ven esa opción como la única alternativa para mantener las puertas abiertas, según Pascual Martínez, asesor de comercio exterior de la Cámara, quien desaconsejó al mismo tiempo el “salir a la desesperada”.
Martínez explicó que los negocios en el exterior requieren un trabajo previo de investigación y establecimiento de relaciones que suele durar un año.
La reciente expropiación a Repsol de YPF por parte de Argentina no ha enfriado la marcha empresarial al extranjero, según Madrazo.
Martínez ve el lado positivo de la crisis, pues a su juicio la internacionalización de las pymes españolas evitará “una situación como la actual, en la que se cae el mercado interior y se cae el tejido empresarial”.