Empecé escribiendo esto como una respuesta, pero me emocioné y lo comparto con ustedes.
La prima del hijo del cuñado de mi mamá, una loca que se llama Donna Crocante, le escribió a una chavista pidiéndole que le dijera cuales eran sus derechos, cosa que la chavista de marras por lo visto no sabe, dado que no ha dado respuesta clara. Pero como quiera que salió el tema de los inmigrantes que trabaron mucho en este país, sin ayuda de gobierno alguno, y lograron progresar, ella respondió muy feo, diciendo que esos lo que vinieron fue a robar.
Pero la prima del hijo del cuñado de mi mamá, como es… bueno, es que yo a ella la siento como dicen que se debe querer al prójimo “como a mí misma”, así que da lo mismo y respondo yo, y esto es lo que respondería:
¿Robar que, anticubanísima? ¿ese mojón te lo metió quien?
Mira, mi suegra llegó aquí y trabajó de conserje, gallega, sí, como eran gallegas casi todas las conserjes de Caracas ¿sabes por qué? Porque ese era un trabajo que los venezolanos no querían, porque era un trabajo “indigno”, porque los venezolanos se sienten aún hoy orgullosos de decir que son “malos pobres”.
Los portugueses e italianos llegaron a montar areperas y panaderías, empezaban a trabajar, los panaderos, a las 3 de la mañana, sí, a las 3, porque se amasa el pan y se deja levar dos horas, y ya eran las 5, se metía a hornear y a las 6 tenían los venezolanos su pan calentico, amasado por otro, porque… ¿yo pararme a las 3 de la mañana? ¡no jooooose, ni que me estuviera muriendo de hambre! Las areperas trabajan la más de las veces 24 horas, aunque ahora no tanto porque la inseguridad los diezma.
En las pensiones de San Juan, se contaban por cientos, por miles, italianos, portugueses, españoles, que por toda comida tenían un cebolla, un pan y una Coca-cola, los venezolanos reían, aquello les causaba gracia, y sí, desprecio… “mira al musiú muertodehambre” decían.
La diversión de mi padre, un fin de semana, era una comida casera, a veces con un par de cervezas con sus hermanos, ¡un par! Un par para cada uno, para un gran total de seis cervezas, nada de “gaveras”, nada de ir a sellar el cuadrito, nada de fiestas con todo el vecindario.
Vacaciones… ¿Disney? ¡ya quisieras! Margarita y Mérida, tampoco todos los años, la mayoría de las vacaciones eran “pa’ casa ’e la abuela” sí, la cocinera, a la que tú hoy llamas ladrona.
En fin, han pasado los años anticubanísima, aquí están los hijos y los nietos de los extranjeros muertos de hambre, de los extranjeros hediondos.
Tú peleas por unos derechos que a estas horas no sabes cuales son, porque no los has sabido ni decir, tú peleas por tu derecho a ponerle a un niño un arma de juguete en las manos para enseñarle que matar, cuando es por un ideal, está bien, tú peleas por tu derecho a convertir a un niño en asesino.
Yo, peleo por otra cosa, peleo por mi derecho a trabajar, peleo por mi derecho a un trabajo digno, pero a diferencia de ti, para mí la “dignidad” no es no llenarme las manos de mierda, ni pararme tarde o no trabajar un domingo, para mí la lo que hace un trabajo digno es que me permita comer sin robar a nadie, sin mendigar a nadie, que mis hijas tenga el altísimo honor de decir que cada pedazo de pan, cada granito de arroz que se comieron en su vida, lo hicieron gracias al trabajo honrado de sus padres, no porque un gobierno generoso con las arcas públicas les mató el hambre.
Por eso es que tú hoy estás en un barrio, viendo como tus hijos crecen entre pistolas y granadas, y las mías crecen entre muñecas y juguetes.
Y seguirán pasando los años, anticubanísima, el reloj no para, no perdona, hace tic tac, y cada segundo, cuenta, cada segundo somos más viejos.
Esos segundos ¡cuentan! Cada uno yo lo aprovecho para hablarle a mis hijas de los beneficios del trabajo honrado, de la dignidad, que no consiste en no hacer trabajos “indignos” porque eso no existe, sino en ganar cada centavo sin robar, sin hacer daño a nadie, les enseño que ahorrar, trabajar y sacrificarse, rinde beneficios, quizá menos que robar, pero te permite mantener la frente en alto y ser independiente, sin depender de la caridad de nadie ¡menos del gobierno! Que las ayudas pasan factura, porque como decía mi abuela: “el que da el cigarro, vuelve por la ceniza”
¿Y tú anticubanísima? ¿que les enseñas a tus hijos? ¿A despreciar a esos extranjeros muertos de hambre que vinieron a robar? ¿les enseñas a odiar? ¿les siembras el sentimiento necesario para que no les remuerda la conciencia cuando decidan robar? ¿que sean unos resentidos que como su madre no ahorró, no trabajó, siempre estuvo al pendiente de la limosna pública sean unos fracasados y le echen la culpa “a la sociedad burguesa”?
¿Tú sabes que es un burgués, anticubanísima? O esa ¿es otra palabra, que como los “derechos” conoces solo de oídas? Un burgués es un señor que se gana el pan con lo que sabe hacer, burgués es el artesano, el industrial, y que como trabaja, usa esa plata para vivir como la realeza en las medidas de sus posibilidades. Yo soy burguesa ¿y tú? ¿proletariado? ¿masa obrera? que quieres que sean tus hijos ¿burgueses o proletarios? ¿Gente que trabaja para vivir bien, dándose gusto u obreros sin esperanza de ser otra cosa?
Anticubanísima, yo no decidí lo que hicieron mis padres por mí, ni tú lo que hicieron los tuyos, pero sí que decido que hago yo por mis hijas, y tú decides lo que quieres para los tuyos.
¿Los políticos? Eso son mierda, pura y dura mierda, son la mierda cantante y danzante del mundo, los tuyos… y los míos, aunque yo no tengo míos, porque sé que son mierda, todos roban, me roban a mí, te roban a ti, nos roban a todos. Hasta el año 2006, última vez que saqué la cuenta, este gobierno se había zampado la bicoca de 33 mil dólares, ¡míos! Porque la cuenta la saqué entre 30 millones de venezolanos, mios, son 33 mil, más 33 mil de mi marido, son 66 mil, más 66 mil de mis dos hijas 132 mil dólares, mamita ¡una pelusa! ¿cuantos te ha robado a ti?¿que te han dado a cambio? ¿un barrio adentro? ¡mija, con esos reales pagabas un seguro y te atendías en una clínica, sin calor, sin incomodidad, a cuerpo de rey pues.
¿Sabes que es sabroso? Que cuando se te enferme un hijo lo metas en una clínica a todo trapo, sin temer porque va a salir el médico a decirte que necesitan una curita que tienes que salir a comprar a las 4 de la mañana. Es sabroso, pregúntale a… a Diosdado por ejemplo ¡al mismo Chávez! ¿a donde llevaban a Rosinés cuando le daba la fiebrecita que le da a todos los niños? ¿a barro adentro? ¡no mi niña! Rosinés no es tú hijo, ni mi hija, esa es una princesita cuidada como mimo ¡con tus reales y los míos!
Julio Borges… ¿sabías que se reúne con frecuencia con José Vicente? ¡altos panas! Y hay un señor encuestador de oposición, que vive hablando paja de Chávez, y Chávez de él ¡pero se llaman para felicitarse en los cumpleaños! Se ríen de ti y de mí ¡todos! Ya te digo, son la mierda cantante y danzante.
Cuando te escribo esto hay un régimen de salida, el que tú crees tuyo, va de salida sí o sí, no hay de otra, hace menos de una semana viste un pueblo en la calle, no sé si te crees los números, pero viste las colas, la gente, a pesar de muchos ser empleados públicos amenazados, a pesar del miedo, a pesar de todo, los viste en la calle, viste como la presión de esa misma gente, por tu foto con los niños armados, te puso con el culo en dos manos, sabes que ya no son mayoría. Encima, Hugo está enfermo, también lo has visto, a pesar de los tratamientos, de todos los cuidos y del tiempo transcurrido, sigue hinchado, envejecido, acabado, así que por un lado o por otro, Hugo sale ¡gur bai!
Se acabó una época, se acabó un régimen, viene otro, y pa’ que veas que soy sincera, el que viene, será igual y quien sabe si hasta un poco peor.
No te equivoques conmigo, anticubanísima, yo soy masa, yo soy burguesa, si alguna vez se te ocurre que “por más que me tongonee se me ve el bojote” te voy avisando… “ese bojote, no es de hoja”.
o que viene es feo, pero feeeeo, más que pegarle a la mamá pues, si tú no lo has visto, ha nacido un líder ¡no! un líder no ¡un caudillo! Y como todo caudillo, ya cuenta con su masa fanatizada, gente que no acepta críticas dentro de sus filas, con el caudillo ¡todo! hasta la muerte, sin el caudillo ¡nada! ni la vida. Igualitos que los fanáticos de Chávez, y tú por experiencia sabes que esas vainas son locas.
Verás ahora una guerra a muerte, la de dos bandos de fanáticos, capaces de todo, de cualquier cosa, matar, engañar, mentir, traicionar, lo que hay con el chavismo, pero multiplicado por dos y enfrentados, mientras allá en las alturas, en el balcón del pueblo pero de puerta pa’ dentro, los señores que azuzan a su pueblo hacen negocios mientras campanean sus “mayor de edad”.
Por eso, amiga chavista, yo no tengo señor ni tengo amo, por eso yo tengo mi propia revolución, en pie de guerra, echando pa’ lante, codo con codo con mi marido, con mis padres, con mi familia, pa’ sacar adelante dos ángeles, y eso… por eso yo sí mato chica, si sé que alguien las amenaza, te juro por Dios, lo mato, lo entierro bajo un rosal y esa noche duermo tan tranquila. Pero ¿por un güevón para el que mi vida no es más que un número con el que hacer negocios? ¡no jodas!
Ya te digo, viene algo feo, burda de feo, yo ya tomé partido, y ese partido soy yo y los míos, tú… bueno, tú verás si te matas por pendeja, eso ya es tu asunto, o si decides por primera vez, ser libre, no cambiar de amo, ser realmente libre, depende de ti.
¿El odio? No te voy a decir que lo dejes a un lado, no ¡úsalo!, la arrechera es una gasolina del carajo, de puta madre, úsalo para salir del hueco, deja de culpar al pasado, eso pasó, eso no se cambia, este es tu presente ¡tuyo! Si alguna vez te dijeron que eres lo que eres porque alguien malo decidió por ti, te mintió, somos lo que somos porque decidimos serlo, nadie decide por nosotros, tú libertad no depende de Chávez ni de Capriles, ni de AD o COPEI, depende de ti. Aunque suene a cliché ¡tú decides!