Opinión

¿Y si le cambiamos el nombre a la rosa?

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Soy militante del egoísmo, creo firmemente que el egoísmo, cuando es bien entendido, es positivo no solo para quien lo ejerce, sino que terminar por beneficiar a muchas otras personas. Pero un contertulio me dice que suena feo, que la palabra egoísmo tiene muchas connotaciones negativas, y que debería cambiar el término por la palabra “autointerés”.

La sugerencia me hace gracia, me remonta a mi abuelo cuando se hablaba de alguna chica de estas famosas que cambian de pareja más que lo que se cambian la ropa, y que siendo así pues lo que cabía era decirles putas, a lo que mi abuelo con su humor negro siempre respondía: “puta no, es una chica de vida sentimental inestable”. Claro está, que las que no son famosas ni tienen dinero, aún haciendo lo mismo, esas si son putas.

Por gracia o por desgracia, yo soy una hija de la realidad, para mi la palabra es solo un medio de comunicación, pero los hechos, son los hechos, digan lo que digan los magos de la palabra. Hugo agarró un día a los niños de la calle, y por obra y gracia del verbo los desapareció, pasaron a llamarse “niños de la patria”, siguen siendo los mismos niños abandonados, carentes de afecto, de familia, de techo, mal alimentados, no educados, que pasan hambre y frío, pero una vez cambiado el nombre, han desaparecido, como si hubiesen dejado de existir.

Si la PTJ de toda la vida es centro de corrupción y mala praxis ¡no hay problema! Les llamamos CICPC y solucionado el asunto ¡han desaparecido los males! Siguen siendo los mismos funcionarios corruptos, los mismos que resuelven apenas 3 de cada 100 casos de homicidio, pero ahora son mucho mejores, después de todo, la PTJ ha desaparecido.

Como dice frecuentemente, mi esposo, si le cambiamos el nombre a una rosa ¿dejaría de oler a rosa?

¿Los niños de la calle dejan de ser niños de la calle por el hecho de llamarlos niños de la patria? ¿cambiaría algo si al sol lo llamáramos estrella luminosa? ¿alumbraría menos? ¿empezaría a salir de noche? Los hechos son los hecho, y por cambiarles el nombre no dejan de ser hechos, así de simples son las cosas.

Volvamos al egoísmo. Vamos a imaginar a dos amigos, Pepe y Luis, ellos viven en un barrio muy pobre, y un día por cosas de la vida, tiene cada uno en sus manos 50 mil bolívares. Pepe en muy bueno, un ser dadivoso y preocupado por sus semejantes, mientras que Luis es un ser terriblemente egoísta.

Pepe en su generosidad, decide que se gastará mil bolívares en darle de comer a todos los pobres del barrio, mientras que Luis, que es muy sarnoso, decide que ese dinero es suyo y lo quiere para salir adelante. Pepe es aplaudido, mientras que Luis es criticado y censurado ¡por culo malo!

Luis toma su dinero y lo gasta en el alquiler de un local, en el que decide que venderá empanadas y jugos, comprar su mobiliario, materia prima, implementos de cocina, y coloca algo de publicidad. A la semana se da cuenta que el negocio es realmente bueno, y que podría vender mucho más de lo que vende si no fuera por la incapacidad física que tiene de hacer más empanadas, así que contrata a Petra, una pobre mujer de su barrio, para que le haga más empanadas y le paga un sueldo mensual. Sigue pasando el tiempo, y ya no solo tener las empanadas, sino atender al público, así de bien va el negocio. Eso lo obliga a buscar a Paco, otro pobre de su barrio que está sin empleo, y al que también le paga por atender al público.

El negocio sigue creciendo, empieza a recibir pedidos a domicilio, y se encuentra con Mario, que tiene una moto, pero no empleo, y le ofrece una cantidad de dinero por cada pedido que entregue. Y así va, creciendo y requiriendo de mano de obra, de insumos y de servicios varios.

Al cabo de 50 días, Pepe ya no tiene dinero, la materia prima de su bondad se ha terminado, mientras que Luis, en su infinito egoísmo, sigue generando riqueza, ya no solo para él, sino para otros que reciben un dinero que no recibían.

¿Quien le ha brindado más a la sociedad? ¿Luis o Pepe? ¿quien ha ayudado más a la gente? ¿Luis o Pepe?

¡HECHOS! No palabras, la realidad está construida con HECHOS, no con buenas intenciones, ¡HECHOS! Y el HECHO es que el egoísmo rinde muchísimos más beneficios sociales que la bondad.

La propia Iglesia Católica, la institución que más ayuda a los desfavorecidos, invierte gran cantidad de dinero en mantenerse a sí misma, invierten en obras, en empresas, tienen hasta un banco, y es eso lo que les permite seguir ayudando a los desfavorecidos.

Para mi funciona el egoísmo, llamarlo “autointerés” sería un eufemismo, un ñoñismo, sería una treta publicitaria, y yo no estoy vendiendo nada, yo tengo una ideología que me es propia, y me limito a expresarla, y más importante aún a vivir bajo ella, A MI, que es a la que le interesa, me funciona, me siento cómoda con ella ¿por que abría de cambiarla? ¿para que habría de cambiarla? si le cambio el nombre a una rosa ¿dejaría de oler a rosa?

¿Que hago? ¿me convierto en Hugo? Por ahí anda, vendiendo verbo, acaba de decir que va adjudicar dos millones de casa, que no están hechas, pero juraíto juraíto que las va a construir, por lo pronto, no va a dar las casas, pero dará el verbo.

Y es que ésta es la revolución del futuro: construiremos, tendremos, haremos, estaremos, lograremos… ¡todo en futuro! ¡todo en verbo! ¡nada en hechos!¡Lo siento tanto amigos! Pero es que yo soy hija de la realidad, no del verbo.