Mente desordenada

Nos

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Estoy solo.  Nada que me preocupe honestamente.  Nunca fui de izquierda porque desde el inicio me provocó repulsión.  No sé, algo estaba mal en la idea y con el paso del tiempo, esa sensación no ha cambiado.

La derecha se hacia más interesante, pero también tenía algo que me desagradaba.  Y otra vez, con el tiempo esa sensación no ha cambiado.

Apareció entonces una tercera ruta, el liberalismo.  Mucho más interesante que las otras opciones, pero aún así había algo que no estaba bien.

Hoy reconozco que lamentablemente las diferencias son sólo aparentes, puede que me equivoque, realmente espero equivocarme.  Lo malo, es que mi experiencia me indica que no importa lo mucho que trate de demostrar que mi primera impresión está errada.  La realidad termina aplastando mi esperanza infantil de estar equivocado.

Esta conclusión ha llevado unos años, empecé por analizar las diferencias entre la izquierda y la derecha, para así poder determinar cuál era mejor.  Y ocurrió un efecto interesante, cuanto más estudiaba sus diferencias, más iguales parecían.  Las dos tendencias buscan aumentar el tamaño del estado, medrando a costa del individuo.  Las dos ideas tratan de diluir la individualidad a favor del “bien común”.

En algún momento me tropecé con la siguiente frase, “La diferencia entre la derecha y la izquierda, es que los primeros, se confiesan con los curas, los segundos, los matan”.  Y esa viene a ser una de esas frases lapidarias, de la que uno desearía ser el autor.  Esa frase sintetiza las diferencias entre unos y otros.

¡Pues nada!, visto que ése no es el camino, continué buscando.  Me encontré entonces, con algo que se adecuaba más a mi forma de ver el mundo.  El liberalismo apareció en el radar.  En él descubrí ideas más afines a las mías.  Pero también ahí conseguí inconsistencias, preguntas que no tenían respuesta y, sorprendentemente para mí, incluso comportamientos que ya conocía de otras ideologías.

Lamentablemente alguien, que se dice liberal, cometió un error, me preguntó si yo no podía ver la diferencia entre él y un comunista.  ¡Coño!, mal asunto, en mi cerebro se generó automáticamente la pregunta.  ¿Es diferente?  Y a continuación, en una rápida sucesión de pensamientos, descubrí que no podía ver la diferencia.  Sí, parecen distintos, pero los métodos son iguales.  Todos buscan el “bien común” y están dispuestos a eliminar cualquier individuo que se interponga con cualquier argumento, no importa si es válido o no.

¿Son diferentes?, no me lo parece. 

La gota que colmó el vaso, vino de una fuente insospechada.  La huelga, que no podía ser huelga, de los controladores aéreos en España y la respuesta del gobierno español.  Estaba escuchando un programa de radio de una emisora, que se supone es liberal y no podía creer lo que escuchaba.  El conductor del programa estaba alabando la acción del gobierno contra los controladores aéreos.  Convertir a civiles en militares por decreto, para luego castigarlos como militares.  ¡Carajo! ¡Que fácil se solucionan las cosas!

Pensé que podía ser la opinión de ése periodista en particular, pero no, después de mirar con lupa varios programas, descubrí que sólo uno estaba en desacuerdo con lo que estaba pasando.  ¡Vaya!

Así pues, heme aquí.  Otra vez vuelvo a estar solo.  En realidad siempre lo he estado porque la sensación de compañía era una ilusión.

Ahora no soy nada, otra vez…

Sí, estoy haciéndome el pobrecito, sé que no estoy solo, habemos una muy buena cantidad que no nos sentimos parte de los mecenas del “bien común”.  Puede que no sepamos cuantos somos, pero definitivamente sabemos que estamos y sabemos que somos.  A ustedes les dejo la cita antigua de un juramento que se le hacía a los monarcas de Aragón, antes de hacerles reyes:

Nos, que valemos, cada uno, tanto como Vos, y que juntos, valemos mucho más que Vos, os elegimos como nuestro Rey y Señor, en tanto y en cuanto defiendas nuestros fueros y libertades, e si non, Non.

Saludos.