Estaba yo aún muy niña, unos 10 años, cuando tuve un problemita infantil con una amiguita, fue por una tarea, creo que un mapa de Venezuela en 3D (en aquel tiempo 3D significaba anime y papel maché). El asunto es que le di algunos consejos sobre como hacer el mapa, ella, a pesar de la amistad que nos unía, me dijo que ella sabía muy bien lo que tenía que hacer, porque siempre sacaba 19 ó 20, nota de la que yo estaba más o menos lejana. En realidad tenía razón, ella era muy buena estudiante, mucho más que yo que no pasaba de ser regular tirando a “ahí vamos”, pero el tema de las manualidades, que era el caso, pues siempre se me ha dado muy bien.
En fin, llegó el día de la presentación del mapa, que en realidad el mio quedó bastante aceptable, y si me preguntan, el de ella también, pero el caso es que saqué 20 y mi mapa fue elegido para una exposición, mientras que el de ella no. Aquello me costó su amistad, de ahí en más no me habló más.
Yo quedé desconcertada, no entendía aquello, porque incluso me había prestado a darle consejos ¿que había hecho yo para que reaccionara así? Una noche, ya acostada, a la hora de la bendición se lo conté a mi papá, que es el poeta de la familia, y me contó una pequeña fábula:
Una serpiente estaba sola en el bosque, era una noche sin luna, muy obscura, y se quejaba amargamente de su soledad y obscuridad. En eso llega una luciérnaga, enciende su luz para ella, y se desata con esto una persecución, porque la serpiente corría tras ella con el ánimo de comerla. La luciérnaga escapaba volando, muy rápido para no ser devorada, hasta que en algún momento se cansó de huir y enfrentó a su atacante:
- ¿Acaso no te ayudé haciéndote compañía y dándote luz?
-¡Sí!
-¿Tienes hambre y comerme te salvará de la muerte?
-¡No!
-¿Te hice acaso algún daño?
-¡No!
-¿Entonces porque quieres acabar conmigo?
-¡Porque no soporto verte brillar!
Tengo que reconocer que con 10 años la palabra “envidia” se me hacía incomprensible, y peor aún, con 40 no termino de entenderla, me parece totalmente irracional, cuando alguien me ataca y la explicación que recibo es “es que te tiene envidia”, el cerebro me hace cortocircuito, no lo entiendo, esa respuesta me siembra solo una pregunta ¿envidia de que carajo? Soy una persona corriente y moliente, muy buena en alguna cosa, medianera en otras y hay un tercer grupo de cosas en las que soy francamente malaza, pero maaaaala.
Todos somos igual en ese sentido, tenemos habilidades que nos hacen brillar, y tenemos limitaciones, que nos hacen corrientes o sencillamente malos con respecto a la media, es normal. Por eso no entiendo la envidia, porque todos tenemos cosas malas y habilidades que compensan.
La política no es la excepción, todos tienen habilidades que los hace muy buenos, y carencias que los hacen un adefesio, pero la idea en que en conjunto, la cosa compense. En los foros de Internet, hay foristas que son brillantes, unos por su chispa de humor, que es lo hace realmente buenos al escribir, otros porque tienen acceso a información “privilegiada”, cosa que los convierte en impelables, otros hace sesudos análisis, que invitan a la reflexión, otros tienen poder de convocatoria, lo que los convierte en líderes natos, aún cuando pueden no saberlo, otros más destacan por su paciencia, que me asombran como son capaces de explicar una, dos, tres, diez y veinte veces la misma cosa, y sin perder la paciencia ni ofuscarse, otros tienen una conocimiento de la historia antigua o reciente, que honestamente, ya quisiera yo para mi, está los que tiene el tino de elegir el tema exacto en el momento justo, que es increíble, veo como hace páginas y más páginas en minutos. Y así, todos tienen algo, que los hace distintos, especiales, buenos en los suyo.
Y sin embargo, también veo como se persiguen unos a otros, la más de las veces con saña, con afán de destrucción, jodiendo por joder, sin darse cuenta que se ven realmente patéticos y rastreros en su afán. Me tiene realmente abismada, que no asombrada, ver como se colusiona gente que dice ser de oposición, con algunos chavistas, con el único fin de ver si pueden sacar del juego a otro forista, simplemente porque les cae mal. Llegando incluso al colmo de disculpa alguna actuación mala de ese chavista, todo por joder al otro.
Hasta aquí esto podría parecer irrelevante, sino fuera por aquella máxima de la astrología: “como es arriba, es abajo”, y así, exactamente así, son las mal llamadas “mesas de la unidad”. Ahí yo he visto los pactos más miserables y perniciosos, hechos a costa del propio bienestar, solo para joder a uno que “me cae mal”, o que simplemente no se quiere doblegar ante una posición X porque no le parece moralmente aceptable, en un gran trapiche se muelen honores, vidas, aspiraciones, y trabajos, sin percatarse que al final, lo que muelen es al país, y con él, se muelen ellos mismos. Todo con la anuncia de un público igual de mezquino y tonto.
Aún recuerdo cuando Benjamín Raussseo, en medio de un despelote en el que todos querían ser candidatos, lazó su candidatura, recuerdo las encuestas, como si la viera, recuerdo que después de aquel programa de televisión, más de uno decía que “ese era el hombre” en incluso, aquellos comentarios con cara de satisfacción al decir “pues a mi me gusta”, pero faltó tiempo para prender el trapiche, todo era aceptable, menos que un advenedizo viniera a comerse el casabe por la orilla.
En un pispas salió aquella foto, donde Rausseo salía fotografiado junto a Baduel (llamado de cariño como El General Picachú) y entonces se partieron las lanzas en nombre del traidor, porque esa foto era la prueba inequívoca de la traición de Rausseo. Curioso, como poco tiempo después, el mismo General Pichachú pasó a ser condecorado como “héroe” de la libertad, el mismo cuya simple presencia en una foto, era la marca indeleble de la traición.
En aquella campaña vi cosas que… honestamente, me gustaría olvidar, pero no puedo, vi, con mis ojitos, que no se los comerán los gusanos gracias a la cremación, sentados en un mesa a conocidísimos opositores, con diputados del chavismo, haciendo un alto en el camino para aniquilar a Rausseo, vi posteriormente un comando de campaña, donde ante la pregunta, lícita por demás, de Antonio Ledezma, de como era que se iba a “cobrar”, le invitaron a salir de la reunión… ¡por violento!
He visto como ante la muerte de Tascón, se hace fiesta, porque era un miserable que hizo una infame lista que sirvió para perseguir al pueblo (y es cierto, podrá estar muy muerto, pero fue un hijo de puta) y de la misma manera, ha visto como se alaba y hacen reverencias ante Ismael García, porque “le habla claro” a Hugo, olvidando sin trámite que la lista Tascón fue perfeccionada, corregida y ampliada con la Maisanta, y que yo sepa, jamás ha explicado porque lo hizo, y mucho menos ha pedido disculpa alguna, sin embargo, es contado como opositor sin sombra de duda.
Pero esos líderes que hacen todas esas marramucias, son realmente líderes, ellos son salidos de las mismas entrañas de un pueblo, que a otro nivel, hace exactamente lo mismo, no podía ser distinto, porque no puede ser cóndor la pluma que se le arranca al zamuro.
Y así nos va, porque así es en la tierra, como en el cielo.
P.S. Saludos al pana Marduk, lamento mucho tu ausencia.