Opinión

Realidad de goma

Imagen principal

Hay algo que me asombra de algunas personas, que no son pocas, y es su capacidad de evadir la realidad de una forma que me parece ciertamente envidiable, porque eso de poder agarrar la realidad, y modelarla al antojo, no deja de tener su encanto, algo así como que uno esté cansado de caminar y pueda con el solo pensamiento abolir la ley de gravedad.

Aún recuerdo las elecciones de 2006, advertí entonces, con pelos y señales, cuanto iba a pasar, dado que yo estuve presente en algunas de las reuniones políticas en aquellos días, la cosa era simple, no se iba a ganar, porque el liderazgo opositor no quería ganar, y si por cosas de la vida ganaba, lo cierto es que no tenía la intención más mínima de cobrar. Incluso, aún recuerdo que Antonio Ledezma, en una de esas reuniones con “el alto mando opositor” preguntó como era que íbamos a cobrar, y esa simple pregunta bastó para que le invitaran a abandonar el centro de reunión, porque “ellos no querían gente violenta”, porque sí, parece que en aquellos días de “ganamos y cobramos” preguntar como era que se iba a cobrar, era un delito. En fin, que todo eso lo dije, y el ataque fue monumental, yo era chavista, divisionista, abstencionista, y cuanto “ista” se les podía ocurrir. Pasó el día, y efectivamente, sucedió cuanto dije, así pasé de ser “multi-ista” a ser una sobrada, que se la da de gran vaina, “ay sí, es que tú sabes mucho”, soberbia, prepotente, etcétera, etcétera, etcétera.

Entonces me preguntaban ¿votar está bien? Y allá yo que decía, textualmente: “votar o no votar da exactamente lo mismo si no se tiene una posición u otra una acción paralela, por lo tanto, decidir si se vota o no es como discutir el sexo de los ángeles” entonces los abstencionistas me aplaudieron a rabiar, incluso uno que ahora hasta abre mensajes en mi nombre. Un día, formado un grupo de abstencionistas que me tenía muy a bien, se me ocurrió que podíamos hacer algo, aparte del simple no votar que ellos propugnaban a todo gañote, y así les convidé a participar en una idea, pero ¡nadie podía!, las razones, diversas, “no tengo tiempo”, “yo no me meto en peos”, “yo ya me voy del país así que no me importa” y por ahí se iba el largo rosario de excusas, en resumen, que no tenía, y más importante aún, no querían un camino alternativo al fácil y cómodo no votar.

Así quedó todo, muy conforme, hasta el día que yo dije que iba a participar en un proceso electoral, no votando, sino siendo parte del proceso de auditoría, entonces me preguntaron sí votar estaba bien, y yo respondí: “votar o no votar da exactamente lo mismo si no se tiene una posición u otra una acción paralela, por lo tanto, decidir si se vota o no es como discutir el sexo de los ángeles”, entonces les pareció muy mal, y a los que antes le parecía mal, les pareció muy bien, curioso, porque no cambié un ápice mi argumento, al contrario, lo mantuve, buscando un camino alternativo. Pero desde ese día, pasé a ser enemiga jurada de más de uno. Lo peor de todo es que aún me preguntan y ya ni me molesto en contestar, pero mi posición sigue siendo exactamente la misma.

Así puedo escribir sobre cualquier tema, por ejemplo, que yo tengo 3 perros grandes y poderosos y que si se tiene un perro de esas características, hay que entrenarlo por el medio que sea para que entienda quien es el jefe de la manada, y me dan mil insultos, soy inhumana, porque ellos tienen un perro y con mirarlos feo el perro entiende y no les pasa nada, hasta el día que pasa, y si se los hago notar, es mentira, eso fue accidente, eso tiene mil disculpas, menos el hecho real de que criaron mal a sus perros y por eso sucedió el “accidente” que no fue tal, pero entonces yo soy ruin, baja, mala, maluca, malvada, malvadísima por decir tal atrocidad, que por supuesto es falsa, no importa que ellos mismos la hayan revelado.

Otra me dice que mi posición sobre el egoísmo es errada, que el egoísmo es bajo, ruin y despreciable. Yo le argumento que el egoísmo que yo defiendo, a lo largo de la historia a dado prosperidad al mundo, al contrario del mal llamado “bien común” que defienden ellos, que solo ha sembrado miseria, hambre y muerte. Entonces resulta que ellos nunca dijeron que el egoísmo es malo, solo que es ruin y despreciable, la realidad de calificar algo como ruin y despreciable como equivalente de malo, no importa, eso nos lo pasamos por el fino forro de los dídimos, pero si yo lo hago notar, es porque soy una estúpida soberbia y engreída que me creo la gran vaina.

Pasan a decirme, muy respetuosamente que mi madre ejerce la prostitución, y si les contesto con un “más puta será la tuya”, es porque yo soy una grosera insoportable, que no acepto otra opinión que la mía, y que apenas me llevan la contraria, me pongo agresiva, porque ellos siempre se dirigieron a mi con el máximo respeto.

Así van por la vida, diciendo y creyendo que son de oposición, juran que se oponen a Hugo, porque el socialismo no es algo que quieren, todos sabemos que el socialismo no le gusta a este pueblo, hasta que sale la frase mágica: “yo no soy chavista, pero…” y en el punto suspensivo se puede poner la babosada que uno quiera, “yo no soy chavista pero Hugo tiene razón con la matricula de los colegios”, “yo no soy chavista pero presidente métale a la lupa al precio de los cartuchos para impresora”, “yo no soy chavista pero que hace el gobierno que no regula el precio de los estacionamientos de lujo” y Dios le libre a uno el hacer notar semejante incongruencia, porque lo de siempre, eres insoportable, te crees la gran vaina, la soberbia te mata y bla bla bla.

Así van, que la cosa no es exclusiva de un color u otro, no, la cosa es regadita, “yo soy de oposición, pero hay que regular los precios” o su contraparte “yo soy revolucionario socialista y aquí les traigo las fotos de mi reunión a todo trapo con mis panas revolucionarios en un restaurant de Las Mercedes ¡ah! y mira la foto de mi BB”

Los líderes, bueno el líder del chavismo, porque tienen uno solo, y Dios se los guarde porque si se les jode no hay otro, se inventa una palabra para insultar a los de la oposición, “escuálido” y allí que van los tercio a llamarse a sí mismos escuálidos, super escuálidos, escualidísisimos es decir, a insultarse a ellos mismos. Pero por el contrario, del otro lado también se acuña una palabra, “chaburro” y ahí que van los otros, a llamarse a sí mismos el superchaburro, chaburrín, el burrito y también se van por ahí.

Pero el delito, lo realmente malo, no es que eso pase, lo malo no es que eso sea realidad, lo malo es que a uno se le ocurre señalarlo, que uno se atreva a mostrar la realidad, entonces pasa a ser Kruela Devil, la que se hacía chaqueticas con piel de cachorritos dálmatas.

Pasé mucho tiempo preguntándome el porque de tan singular conducta, hasta hoy, cuando por pura casualidad lo pude ver. Una señora se enamora de mi, sin que yo logre entender el porque, tomando algo que dije, torciéndolo a más no poder, y hasta hoy entiendo que es un clavo caliente, que es que no se puede agarrar de nada más, y me persigue a todos lados, para decirme lo mala que soy, lo cruel, inicua y ruin, luego me acusa a mi de perseguirla por todos lados pero lo hago porque… porque… porque… ¡es que yo tengo una vida muy miserable, y por eso la persigo, porque le envidio su vida! Para un ratico después, y aquí es donde entra la casualidad, enterarme que la vida que le envidio es que desde niña tiene problemas de alcohol, se caso a los 18, parió a los 19 y a los 20 ya estaba divorciada, que el hijo le salió bien solo gracias a la pura buena suerte y que tiene una soledad que se la come viva, y esa es la vida sana y repleta de amor que yo le envidio ¡manda cojones!

Así van, en una denuncia constante, llegando al acoso, la razón no importa, porque bien pueden decir hasta “yo no te leo pero no me gusta lo que escribes”, una falta ortográfica, que escribo muchos españolismos y eso no es venezolano, que mis escritos son muy largos, lo que sea, cualquier cosa es buena si con ello piensan que ponen su granito de arena para que yo me calle de una buena vez y por todas.

Pero ese episodio hizo que todas las piezas encajaran, todos los recuerdo anteriores, de otras “envidias” que he tenido, de pronto se alzaron para formar un cuadro perfectamente delineado, no soy yo lo que les molesta, no les importa mi vida, ni mis faltas ortográficas, no, lo que realmente les molesta es que represento ese pedazo de realidad que no pueden doblar, que no se somete a sus deseos, soy esa realidad que no es de goma, y eso jode, jode muchísimo.

Lo desafortunado, para ellos, es que yo existo, yo soy, y no importa lo que hagan, no importa siquiera que no me lean, ni que no me hablen o me vean, la realidad y yo, seguiremos existiendo, y no somos de goma.

¡Ah! Y buenos días, Venezuela ¡que tengan un día cojonudo!