Cuentos

Servicio púbico: ¡Ayudemos a Disneyda!

Después de subir los 700 escalones y torcer a la derecha al llegar a la mata de mango, hemos llegado a la casa de Disneyda. Entramos al humilde hogar traspasando una cortina de pepas de mango que hace las veces de puerta y allí pudimos ver a Disneyda, echadita en un sillón, con las paticas delanteras cruzadas, su pelaje luce sin brillo alguno, sus ojos perdidos se ven hinchados de llanto.

-¿Disneyda?

-¡Ay! Al fin llegaron ¡gracias a Dios! -exclamó mientras juntaba sus patas en ademán de oración- yo necesito que mi historia se sepa, necesitamos ayuda, que esto se sepa, porque el problema es que hasta ahora la triste situación de mi familia no la sabe mi presi lindo.

-Háblanos de tú familia Disney.

-¡No me llames así! eso es un nombre imperialista, de ese imperio que representa la explutación más atroz.

-Disculpa Disneyda, no lo volveré a hacer -digo mientras veo a mi camarógrafo que trata de contener una carcajada, los nervios, supongo- de todas formas, es explotación.

-No, es explutación… ¡pobre Pluto! ¡un esclavo del imperialismo yanqui!

-Eh… sí, bueno, sigamos, háblanos de tu familia.

-Bueno, yo soy una perraloba, es decir, mi mama es perra, pero mi papá es lobo, conocí por Interné a uno que me gustó, pero cuando me dijo que era oso hormiguero… bueno, no tengo nada en contra de las parejas interraciales, pero una cosa es el cruce de razas y otra la depravación.

-Esto… bueno sí, sigamos, creo que nos querías hablar de tu hermano.

-Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyy -al escuchar su mención Disneyda no se puede contener, su cuerpecito peludo se estremece con el llanto- maniiiiiiiitooooooooo, ¿Por queeeeeeeeeeeeeee? ¿por queeeeeeeeeee Señor te ensañas asíiiiiiiiiiiii con mi hermanitooooooooo?

Tras media hora y una jarra de tila con goticas del carmen, Disneyda puede volver a hablar, aunque aún entre sollozos e hipos.

-Bueno, el problema empezó el domingo, antes del domingo él estaba muy feliz con una lista, a todo el mundo le pedía que firmara, yo creí que era para formar un consejo comunal…

-Disneyda, disculpa, pero… tu hermano es un perro, un perro no puede…

-¡No señor! ¡más respeto! Mi hermano no es ningún perro, compartimos solo madre, su padre es un señor muy bueno, aunque no sabemos muy bien quien es, pero en todo caso, mi hermano es un hijo de perra, y gracias a la revolución bonita los hijos de perra han ganado mucho terreno en la política, la gente no lo sabe, pero la mayoría de los diputados y ministros son también hijos de perra.

-Si, bueno, eso ha sido un rumor bastante difundido, pero no sabíamos que se hubiera avanzado tanto en los derechos de los hijos de perra. Disculpa, sigue con tu historia para que la conozca el mundo.

-Bueno, el estaba con su lista para arriba y para abajo, y el domingo llegó como a golpe de 2 en punto muy feliz, con su lista llenita, le pidió a mi mamá que le trajera un pollo con pasta, de unos pollos bien buenos que se trajo ella de Pto. Cabello, que bueno, ella dice que le salieron casi regalados.

-¿Como casi?

-Bueno, no sé, porque mi padre por lo de los pollos le dijo algo de una disputa, creo que por el dinero

El padre desde la cocina ladró: Ninguna disputa, lo que dije que es que tu madre es una…

-¡Papá! Por favor, que son los señores de la prensa -exclamó la pobre Disneyda interrumpiendo a su amoroso padre- Como les decía, él se estaba comiendo su pollo con pasta, y con su lista se puso a ver el partido de la final del mundial, y de pronto, cuando el partido terminó, yo lo noté muy callado, así que fui a ver y… y… ¡ayyyyyyyyy Diooooooos! ¿por queeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?

-Tranquila Disneyda, entendemos tú dolor ¿entonces que pasó?

-Ahí estaba él, tiesito, tiesiiiiiiito, con los ojos pelados, todavía con un muslo de pollo en la mano, y en la otra… ¡la lista! ¡esa maldita lista!, toda arrugada apretada con su puñito. Luego… bueno, lo llevamos a un módulo de esos, tú sabes, y nos dijeron que lo que le había dado era una intoxicación por una comida en mal estado, nosotros sabíamos que eso no podía ser, él lo único que había comido era el pollo con pasta de Pto. Cabello, así que nos pareció que ese médico era un poco escuálido, y lo llevamos a un hospital, ahí un médico lo vio, y mandó a llamar a otro, así lo vieron siete especialistas, el último fue el proctólogo, que finalmente nos dijo que lo que tenía era una embolia mundial, producida por una copa hispánica que causó perforación en la pepa’el ojo, y una contracción anal que le produjo una estrangulación del esfínter.

-Bien, y que es lo que quieres pedirle a nuestros lectores y al presidente.

-Yo lo que quiero es que me ayuden a trasladar a mi hermanito a Yustón.

-Pero, Disneyda, Houston está en el imperio capitalista y explotador.

-¡Ay, chico! ¡pero que fastidio con esta prensa canalla y manipuladora! ¡tú pon lo que te dije y ya está! Y tómale un fotico, que se vea así bien patética, a mi hermanito.

Disneyda se levanta y se mete en una habitación, también con cortina de pepa de mango, oímos su voz:

-Ya va, le estoy poniendo la babita chorreando pa’ que de más lástima… ¡pasen!

Efectivamente, ahí estaba, aún sentado frente al televisor, en sillóncito de plástico, con el muslo de pollo en una mano y unos papeles arrugados en la otra, los dientes apretados y los ojos semejando huevos fritos.

Lamentablemente no podremos presentarles la fotografía, pues al retirarnos de la conmovedora entrevista fuimos atracados por unos malandros del barrio conocidos como los Bolsodi.

Les pedimos a nuestros lectores que colaboren con lo que puedan, bien sea afectivo, cheque, cestaticket o simplemente dejando aquí sus buenos deseos de recuperación para el hermano de la sufrida Disneyda.