Desde hace años, cuando escribía algo sobre la situación en algún país que no fuera Venezuela, me llovían los insultos de personas de oposición en Venezuela, argumentando que yo era chavista, porque Venezuela estaba peor que ningún otro.
Incluso, recuerdo pocos meses antes de la crisis en EEUU haber comentado sobre la catástrofe que se avecinaba y aquello fue de pronóstico.
Bien, pues señores, hemos llegado al llegadero, como se dice en criollo, luego no digan que no lo sabían, porque lo cierto es que lo que está a la vista no necesita anteojos.
El socialismo se ha instaurado en el mundo, incluso en esos países del primer mundo que parecen tan liberales, el estatismo cobró fuerza, los gobiernos mandan, los pueblos son esclavos de sus propios gobierno, lo son porque así lo quieren, porque lo han pedido, y ahora, entrando en el siglo XXI, toca pagar la factura.
Durante años pidieron, clamaron, imploraron por un gobierno que los cuidara, como resultado, ahora tienen que cuidarse de ese estado que crearon. Como me comentó uno por Twitter: “yo no necesito un estado que me cuide, sino cuidarme del estado”.
La cosa va así, los estados han ido progresivamente interviniendo en la libertad de los individuos, y con ello, en la libertad de los mercados. Claro está que el mercado se ha resentido de estas intervenciones, y ha empezado a fallar porque ha sido distorsionado, para solucionar esto los distintos estados ha decidido intervenir más, con lo que las distorsiones serán aún mayores, es decir, el problema, lejos de solucionarlo, se irá agravando progresivamente.
Para que me entiendan mejor, vamos a imaginar a una persona, perfectamente capaz de caminar, que un día, porque se dio un golpe o lo que sea, empieza a cojear, entonces el médico le coloca un yeso. La personas empezará a caminar apoyada en un muleta, y al cabo de un tiempo, la pierna por falta de uso, pierde masa muscular, por lo que no caminará bien. Entonces el médico decide sustituir el yeso por una férula permanente, lo que lejos de solucionar el problema lo agravará, con el tiempo la pierna será un colgajo de carne y hueso inservible, quedando inútil para siempre.
Eso hicieron los gobiernos, le colocaron a la libertad un yeso, y como al retirarlo no todo es perfecto, han decidido ponerle férula, y la van a inutilizar, para siempre.
Pero aquí no termina la cosa, ya que los mercados y la libertad no quieren obedecer a los gobiernos, estos arrecian la lucha con más control, como en el caso de Alemania, donde incluso se han prohibido algunas operaciones en bolsa, al mejor estilo Huguesco.
¿Quien nos diría que veríamos a la Merkel, tan civilizada y primermundista atacando a la “burguesía” alemana? Aquellos capitalistas que en los buenos tiempos era “inversores beneficiosos para la economía nacional”, haciendo lo mismo y sin cambiar posición pasaron a ser de pronto unos “especuladores saqueadores del pueblo”. Cosas del socialismo donde todo es relativo.
Por supuesto, por mucho que se afanen los gobiernos en controlar la economía, la pelea está perdida de antemano, crónica de una muerte anunciada, que diría el Gabo.
Entonces vendrá la tercera parte, donde el dinero, hoy controlado totalmente por los estados y no por la gente productiva, será cada vez más un “papelito”, sin otro valor que el del papel y la tinta que se usan para imprimirlo. Y tampoco es que haga falta ser un genio para saber que cuando el dinero pierde valor, la inflación se muda a vivir con nosotros cual suegra necia, no ayudando en nada y recordándonos a diario su molesta presencia.
Pero como los estado no pueden tener las manos quietas (así lo ha enseñado “el pueblo”) dará otro giro creativo para subsistir, y se llegará a la misma solución a la que se ha llegado siempre cuando el dinero falla: La guerra.
Estamos presenciando la caída de los mercados, por obra y gracia de la mano todopoderosa de los estados, en breve presenciaremos la caída de los estados, ojo, de los estados, no solo de los gobiernos.
Lo que me recuerda a Einstein cuando le preguntaron como se imaginaba la III Guerra Mundial, y respondió: “no tengo idea de como será la III, pero la IV será con palos y piedras”.
Hugo, por su parte, no es un ente aislado, y su “motor”, léase su petrochequera, esta agotada, básicamente porque ese mismo primer mundo que tanto lo critica, ahora está cortito de fondos como para comprar petróleo. Los venezolanos quizá deberíamos estar conscientes de que en estos momentos, cuando el mundo occidental en pleno anda con el culo en dos manos, la “cara democrática” de un presidentucho bananero no es cosa importante salvo para usarlo de circo de distracción para sus propio pueblos. No dudo que por ejemplo a Zapatero le parezca mucho mejor que los españoles hablen del gorila rojo a que hablen de que da cada 100 españoles, 20 están mirándose el ombligo.
Dicen los esotéricos creyente en los mayas y demás pajas, y alguno que otro economista, que para esto quedan dos años, yo, honestamente un poco más optimista, le doy diez.
Algo bueno hay, después de esto, a los socialistas-colectivistas-buscadores del bien común, les va a costar un huevo volver a vender alguna de sus ideotas, por muchos, pero muchos años, si no es que son siglos.
En fin, que así está el patio, no fuimos felices porque comimos lombrices, pero no alcanzaron pa’ todos… y colorín colora’o, este cuento se ha acaba’o.