Opinión

Hugo, este pueblo no te entiende, díceselos

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¡Explícales, Hugo! Ellos tienen que entender, la revolución llegó y llegó para quedarse, es el colmo que sean tan cortos de inteligencia, y que no se den cuenta que están corrompidos (no vamos a decir podridos porque empiezan con la paja de las toneladas de comida podrida) hasta los huesos por la propaganda maldita del capitalismo.
Primero era un carro, después casita ¡insólito! Agarras a cualquier pobre y le preguntas que quiere y lo primero es “yo sueño con una casita y un carrito” ¡qué jeso! ¡corrupción! Eso es todo, corrupción capitalista que a emponzoñado el alma de los revolucionarios. Y ahora, lo peor, el colmo ¡quieren comer!

No Hugo, tú tienes que ponerte en los palitos, y decir las cosas como son, ¡ya! de una vez, se los tienes que decir, para que entiendan, ser rico es malo, y comer, es sin duda un vicio burgués.

Esto es un consejo, coño ¡párame bolas! Ahora van a venir a voltear la tortilla por las toneladas de comida podrida en los puertos venezolanos, y te acordarás de mi, saldrán con el cuento de que fue corrupción e incompetencia, pero tú no te dejes, “diceselos”, que no hay nada de eso, que la revolución no da puntada sin dedal, todo está planificado.

Esa comida se le arrebató al capitalismo, cierto que hubo que pagar un platal por ella, pero esos son los costos de la revolución bonita, y se almacenó allí para dejarla pudrir a propósito, para que el pueblo aprenda que esa vaina de comer no es más que un vicio, un vicio de la burguesía, por eso son todos unos gordos mantecosos.

No como tú, que más de uno dice que estás gordo, pero esos son inventos malsanos de la burguesía, tú no estás gordo, lo que estás es hinchado, que digo, henchido de amor revolucionario.

Un revolucionario no piensa en las cosas materiales, piensa en el amor al prójimo, al semejante, no anda pensando en cosas banales como comer.

Diles que los camaradas y camarados del gobierno no son corruptos, que no es que roban y viven con lujos, al contrario, son hombres, hombras, mujeres y mujeros con una alto espíritu de sacrificio que prefieren vivir en el estercolero de la burguesía antes que permitir que el pueblo, alma noble, pura y limpia donde las haya, se contamine con esas asquerosidades del capitalismo.

Porque, Hugo ¿hasta cuando ocultarlo? ¡la verdad por delante! Durante siglos han estado mintiendo a la gente, diciéndoles que es más que necesario, vital, comer para vivir ¡mentira podrida! No hace falta, para vivir lo único que se necesita es amor, mucho amor, amor a la revolución, pero por sobre todo, amor a ti, que eres fiel reflejo del camarada sacrificado que prefiere comer, bañarse todos los días, tener varios carros,  un avión para ti solito, estrenar trajes y zapato todos los días, usar relojes de lujo y todas esas porquerías antes que permitir que una sola de las almas puras del pueblo se ensucie con esos inventos malévolos del capitalismo ruin. por no decir ya contaminar su cuerpo, contenedor del alma revolucionaria, un invento malévolo y perverso como la comida.

Díceselos, Hugo, “díceselos” de una buena vez, ¡comer es un vicio burgués!