Opinión

El socialismo y sus adorables culitos

¿Que ven en la foto? ¡un culo! ¿cierto? Eso donde lo paren, es un culo, algo borroso, pero ahí está ¿o no?

¡Nop! En realidad es:

Ayer, mientras acomodaba la carne para guardarla en el congelador, me puse a pensar en la suerte de los rojos en un sistema rojo, y recordé los “culitos de mano”. Está claro que muchos de ustedes no saben lo que es un “culito de mano”, aunque reconozco que es diversión más propia de adolescentes que de adultos.

Un culito de mano es una foto que se hace de la propia mano, colocando esta en puño, se encuadra el pliegue que se forma en el dedo índice, y que mirado en exclusiva, parece un par de nalgas con parte los muslos. Pero claro, aunque parece un culo, es un puño, simple y llanamente un puño cerrado. No crean, que hay hasta competiciones de “culitos de mano”, no faltan los que adornen sus culitos con tatuajes y hasta ropa interior sexy para hacerlos más “artísticos”.

Y aquí es donde todo el mundo se pregunta que tiene que ver el socialismo, la carne que compré ayer y los culitos de mano, pues si tiene mucho que ver. Me explico.

Hace dos días mi carnicero me dijo que pensaba traer un poco de carne, solo para “clientes”, con clientes se refería él a personas de confianza, claro está. Así que encargué unos pocos kilos, lo de más consumo, unos bisteck, carne para guisar, para pepito, molida, para esmechar, y medallones. Al día siguiente, es decir, ayer, el carnicero me tenía una bolsa, negra, con la carne empaquetada, y me la llevé junto con el resto de mi compra. Eso se juntó con la semana pasada, cuando bajo el mismo sistema, compré un bulto de harina PAN.

El proceso de ambas compras me llevó no más de 10 minutos, me ofrecen, hablamos precio, las partes llegamos a un acuerdo y quedamos tan contentos los dos.

Sin embargo, un chavista o chavistoide (léase opositor que actúa según la conducta chavista), de esos que viven gritando a los comerciantes frases como “especulador de mierda te voy a mandar al INDECU”, tienen un destino distinto, porque me imagino que a esos los comerciantes ni de coña le ofrecen esas cosas, por lo que si quieren tener esos productos no les queda más remedio que apelar a ese mismo gobierno con el que amenazan a los comerciantes, como si el estado fuera un perro guardián rabioso.

Pero claro, ese proceso es distinto, es más largo y costoso, ojo, que cuando hablo de costo me refiero al valor, no al precio. Supongamos que un kilo de carne de la que vende el gobierno cuesta 10 Bs, 8 pues, eso es mucho menos dinero que comprarla sin regulación, que va sobre los 30 Bs., son, en consecuencia, 22 Bs. de “ahorro”. Y para “ahorrar” un rojito tiene que pasar medio día, bajo el sol o la lluvia, deteriorando su salud, en una situación nada confortable.

Y me pregunto ¿cuanto vale el tiempo de un rojo? ¿no vale? ¿tan miserable es su vida que el tiempo no representa un costo? Porque mi tiempo vale, si yo estuviera en una cola para comprar carne, eso es tiempo que pierdo de hacer cosas que me producen dinero o sencillamente me gustan, no sé, hacer diligencias, jugar con mis hijas, compartir con mi marido, escribir, ver televisión, lo que sea, es tiempo perdido ¿cuanto vale ese tiempo? En mi caso, definitivamente, medio día, vale más de 22 Bs.

Y ahí es donde está el “culito de mano”, se emboban viendo un hermoso culito de una carne barata de 8 Bs., pero al final, el apetitoso culito no es más que un puño que se les estrella en toda la cara.

Pero lo realmente patético, es que yo puedo vivir en ese sistema, yo conozco los atajos y puedo sobrevivir al sistema rojo con relativa comodidad, pero un rojo, que es el que impulsa y promueve el sistema ¡no sabe como vivir en su propio sistema!

Lo que me lleva a que en realidad el socialismo es una sistema de auto extinción natural, bien por ellos.

Por eso es que cuando a veces me preguntan por algo específico digo que no se pueden ver las cosas solas, no se puede ver la situación de Venezuela sin tomar en cuenta el cuadro completo, porque hacerlo así me llevaría a cometer la equivocación de enamorarme de un culito cuando en realidad es un puño que me va a partir la boca.

Así que, ya que estamos lenguaje de gestos, a mi, el que me pretenda enamorar con con culito que no es tal: