Opinión Bloque

No se necesita un presidente, sino un psiquiatra.

Venezuela es un país, desde hace ya varios años, deprimido, si este país fuera una persona ya estaría internado en un psiquiátrico y le estarían dando Prozac 3 veces al día por vía intravenosa. ¿Creen que es joda? Vamos a ver los síntomas y signos de una depresión: Tristeza patológica: El paciente se siente triste, no es una emoción normal, como puede ser estar triste por un suceso o estar alegre. Es una sensación arrasadora, profunda e incapacitante el paciente se siente incapaz de brindar amor o afecto. Desgano y ahedonia: el paciente no siente placer por ninguna cosa, tampoco se siente en capacidad de realizar ninguna tarea, pues hasta las acciones más pequeñas le parece inútiles o irrealizables. Ansiedad: Esta es una sensación constante en el paciente deprimido, una desasosiego que le acompaña permanentemente en forma de angustia consciente o inconsciente. Trastornos de sueño: El paciente puede dormir muy pocas horas, o por el contrario, muchas horas o tener dificultad para conciliar el sueño, en todo caso, siempre se despierta de mal humor, cansado y con la sensación de “no haber descansado”. Alteración del pensamiento: El paciente presenta pensamientos depresivos, tristes y obsesivos, el pensamiento se vuelve lento y monocorde con alteraciones de la memoria y la concentración. Alteraciones somáticas: supone tener enfermedades o realmente las padece como producto de un sistema inmunológico deprimido, con una persistente sensación de fatiga o cansancio. Alteraciones del comportamiento: siente que está arrinconado, sin salida aparente, puede tener violentas crisis de angustia o violencia y su rendimiento laboral disminuye notablemente, así como su capacidad de tomar decisiones. Pérdida de Placer: Tanto en lo sexual como en el resto de la actividades, las cosas que antes le eran placenteras dejan de serlo. Culpa excesiva: siente que lo que pasa es su culpa y que no hay remedio a lo hecho. Pensamiento suicida: se alimentan constantes pensamientos sobre la muerte y se desarrollan conductas de autodestrucción. El paciente siente que “merece” el castigo. Hay más, pero vamos a dejarlo allí. Cuando la depresión se profundiza, el paciente va abandonando las conductas que le eran normales, incluso llegando al extremo del abandono higiénico, vestirse, arreglarse no son cosas placenteras, sino que por el contrario, presentan un gran peso de trabajo, trabajo que supera sus fuerzas. Digo esto porque el otro día estaba con mi madre en un sitio público y ella me comentaba lo desaliñada que luce el venezolano de hoy día, el venezolano, cuya idiosincrasia se basó siempre en la apariencia personal, llegando a veces a extremos ridículos que definimos como “pura pinta” incluso en los sectores más desfavorecidos, de pronto se ha vuelto un ser desaliñado, poco preocupado por su apariencia, descuidado y en muchos casos incluso sucio. La basura, los malos olores, la suciedad de calles y paredes se han convertido en una cotidianidad que ya no nos parecen ni siquiera anormales, sino una situación absolutamente normal del deterioro que vivimos y que aceptamos porque en el fondo “lo merecemos”. El venezolano, otrora hospitalario y gentil se ha convertido en un ser maleducado, que prescinde totalmente de las mas elementales reglas de educación, lo raro hoy es escuchar palabras como “buenos días”, “gracias”, “por favor” en incluso han ido desapareciendo tratamientos como señor, señora o señorita. Las sonrisas han casi desaparecido, es raro ver a personas en la calle sonriendo, las caras son tristes, amargadas y hostiles. Ante la delincuencia, el desempleo, la carestía de la vida, la violencia y todos los males que nos aquejan el ciudadano común siente que no hay salida, nada es una opción, no hay solución posible, por lo tanto cualquier posible salida que se intente es absolutamente inútil. Se puede profundizar mucho sobre este tema, pero creo que esto es suficiente. A mi juicio el problema de Venezuela hace mucho que pasó de ser un problema político para pasar a ser un problema de salud pública.