He visto sus declaraciones a la prensa, declarando su disconformidad con la actitud poco socialista de los trabajadores que pretenden ahora, con total desfachatez, hacer cumplir las reivindicaciones sociales logradas en el pasado. Con gran atino usted denuncia: “no puede ser que un grupo tenga la posibilidad de vivir mejor que el resto de la población, eso no es ser socialista” (El Universal, 21/03/200). Más acertado, imposible. Eso no es ser socialista y es aquí donde le pretendo dar una clase de la diferencia entre ser un socialista y ser un socio-listo. Porque no es lo mismo, usted ya lo sabe, hay presidentes y presidentas, diputados y diputadas, niños y niñas, ciudadanos y ciudadanas, tontos y tontas, listos y listas… también hay socialistas y socio-listos. Un socialista cree, tal y como usted lo dice, que no es justo que unos vivan de una forma y otros de forma peor, pero un sociolisto es distinto, un sociolisto cree que el es muy listo y por eso tiene derecho a vivir a costillas de los que nos son tan listos siendo socio de la injusticia y la iniquidad, para eso dice cosas que no cree, que no siente y que la verdad, le importan tres carajos. El asunto es que yo a usted no lo conozco, no tengo la más zorra idea de quien es, sé solamente que usted es diputado. Pero me gustaría saber si usted es socialista o sociolisto. Para los efectos de los antes dicho, le haré algunas preguntas: ¿Cuanto gana usted? ¿Por cuantas horas de trabajo es ese sueldo? ¿Cual es la incidencia en su salud de ese trabajo? ¿Que carro tiene? ¿Donde vive? ¿Donde estudian sus hijos? ¿Donde pasa las vacaciones? ¿Tiene tarjeta de crédito? ¿Esa tarjeta de crédito tiene asignado cupo de CADIVI? ¿De cuanto es su cupo? ¿Cuenta usted con la misma protección personal que el resto de los venezolanos o tiene guardaespalda? ¿Ha salido del país? ¿Cuanto ha gastado en esos viajes de haberlos hecho? ¿Cuantas comidas al día hace? ¿En que consiste ese menú? ¿Que comen sus hijos? Estas preguntas, mi estimado y honorable diputado, me ayudarían a saber (a mi y al pueblo) si usted es un verdadero socialista o es un sociolisto.
Escribo esto no porque crea que el diputado socialista (o sociolisto, no lo sabemos) me va a responder, pero sé que estos señores que tienen un ego más grande que ellos mismos viven pendientes de que se dice de ello, más cuando son tan poco relevantes como el camarada diputado Torrealba, que está buscando a ver en que palo de gallinero se monta para lucir un poco más. Por otro lado, también para que lo lea más de un despalominado socialista (estos si) que viven y suspiran por apoyar a sus líderes sociolistos, que son muy listos, pero no precisamente sus socios. ¿Cual es la incidencia en su salud de ese trabajo? ¿Que carro tiene? ¿Donde vive? ¿Donde estudian sus hijos? ¿Donde pasa las vacaciones? ¿Tiene tarjeta de crédito? ¿Esa tarjeta de crédito tiene asignado cupo de CADIVI? ¿De cuanto es su cupo? ¿Cuenta usted con la misma protección personal que el resto de los venezolanos o tiene guardaespalda? ¿Ha salido del país? ¿Cuanto ha gastado en esos viajes de haberlos hecho? ¿Cuantas comidas al día hace? ¿En que consiste ese menú? ¿Que comen sus hijos? Estas preguntas, mi estimado y honorable diputado, me ayudarían a saber (a mi y al pueblo) si usted es un verdadero socialista o es un sociolisto.
Escribo esto no porque crea que el diputado socialista (o sociolisto, no lo sabemos) me va a responder, pero sé que estos señores que tienen un ego más grande que ellos mismos viven pendientes de que se dice de ello, más cuando son tan poco relevantes como el camarada diputado Torrealba, que está buscando a ver en que palo de gallinero se monta para lucir un poco más. Por otro lado, también para que lo lea más de un despalominado socialista (estos si) que viven y suspiran por apoyar a sus líderes sociolistos, que son muy listos, pero no precisamente sus socios.