Opinión

A los opositores delincuentes

Este mensaje va dirigido a los ¿civilizados? ¿opositores? Que proponen un diálogo con la tiranía.

La República es un sistema político fundamentado en el imperio de la ley y la igualdad ante ella. Es la contraposición de la monarquía, donde la ley era lo que decidiera el monarca y claro está, no todos son iguales.

Siendo así algo está claro, sin el respeto a la ley, no hay república, y la ley fundamental de la república es la Constitución.

Por eso me llama tanto la atención ver a tantos políticos y “opinólogos” reconocidos decir que es absurdo pedir al ciudadano Maduro que desaloje el poder cuando apenas tiene unos pocos meses en el poder, después de haber ganado unas elecciones.

Bien, el problema es que nuestra Constitución, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), dice muy claramente en su artículo 229 lo siguiente:

Artículo 229. No podrá ser elegido Presidente o elegida Presidenta de la República quien esté de ejercicio del cargo de Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Ministro o Ministra, Gobernador o Gobernadora y Alcalde o Alcaldesa, en el día de su postulación o en cualquier momento entre esta fecha y la de la elección.

Claro, me dirán algunos que el 13 de marzo de 2013 el TSJ desestimó esto argumentando que el ciudadano Maduro podía ser candidato porque “el Vicepresidente Maduro es el Presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela y ya no es el Vicepresidente y es por mandato constitucional.”

Sin embargo, existe un problema con esto ¿como puede la Constitución hacer un mandato que no aparece dentro de sí misma? Porque les invito a revisar la  CRBV de cabo a rabo, y no encontrarán en ninguna parte la figura de “presidente encargado”, eso simplemente no existe, ni siquiera la de “vicepresidente encargado”, lo mismo daba que lo hubiesen nombrado virrey o emperador.

En pocas palabras, el ciudadano Nicolás Maduro Moros no puede ser presidente porque en principio jamás debió ser candidato, que es la razón por la cual es un usurpador de poder, así de simple, es un presidente de facto, por cuanto lo es en contra de la Constitución.

De facto es también el Tribunal Supremo de Justicia, puesto que con esa acción violó también la Constitución en su artículo 334:

Artículo 334. Todos los jueces o juezas de la República, en el ámbito de sus competencias y conforme a lo previsto en esta Constitución y en la ley, están en la obligación de asegurar la integridad de esta Constitución.

Así las cosas ya tenemos motivos para que el ciudadano Maduro desaloje inmediatamente en poder.

Pero si todo esto no fuera ya suficiente, hay más.

Desde ese ejercicio de facto del ejecutivo se han producido, como todos hemos podido ver, grandes violaciones a los derechos humanos de la población, que incluyen entre otras, asesinatos por la mano del estado, tortura y tratos crueles, desigualdad ante la ley, detenciones arbitrarias, injerencia arbitraria en la vida privada de los ciudadanos, persecución por motivos políticos, violación a la propiedad, violación la libertad de expresión y por ahí se va.

Tenemos entonces, para decirlo en corto, un gobierno ilegal, un gobierno de facto, que está allí en contra de la Constitución, es decir, una gente que gobierna en contra de la República, que viola masivamente los derechos humanos, que abiertamente usa las armas de la República para asesinar vilmente a la población civil…

 ¿Y no hay motivos para exigirle que se vaya? ¿y tenemos que dialogar? Dialogar ¿qué? ¿las condiciones en que le vamos a permitir seguir violando la ley? ¿el modo de continuar sin ser república? ¿la forma de asesinarnos? ¿el modo de matar y torturar a nuestros hijos?

Un “borrón y cuenta nueva” es absolutamente imposible, no solo desde el punto de vista moral, sino jurídicamente. Es imposible que el ciudadano Maduro continúe ocupando la presidencia, porque es que lo está haciendo desde la ilegalidad, no se puede hacer un “borrón y cuenta nueva” a un delito mientras se continúa perpetrando el delito.

En cuanto a las personas de ¿oposición? que defienden el diálogo, pues… lamentablemente también son delincuentes, puesto que defienden la continuidad del delito. Son lo que en argot venezolano, o al menos caraqueño, se conoce como “aguantadores”.

Ser civilizado no es oponerse a las guarimbas, ni hablar de paz, ser civilizado es defender lo único que permite la convivencia civilizada, y eso es el imperio de la ley.  Cuando usted defiende el diálogo con un delincuente que está (en tiempo presente y continuado) violando la ley, usted se convierte automáticamente en un delincuente, y no hay nada tan poco civilizado como un delincuente.

Traté de ser más breve que de costumbre, traté también de evitar toda palabra malsonante, no sea que digan que estoy agresiva, pero me permitiré, un pequeño exabrupto que es la imagen que acompaña estas palabras, y que dice, para quien no la puedan visualizar: “Dialoga con tu puta madre ¡PREGÚNTAME COMO!”